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Intervención aliada en Libia

EE UU dejará de atacar a Gadafi después de ceder el mando

Obama anuncia la transferencia "en días" pero sin aclarar quién la asumirá

Antonio Caño

Barack Obama aseguró que Estados Unidos transferirá el mando de la operación militar en Libia "en días, no en semanas", pero no aclaró las dudas sobre quién asumirá después el mando, en qué condiciones y por cuánto tiempo, lo que mantiene una gran incertidumbre sobre una misión que avanza entre algunos síntomas de descoordinación. El presidente norteamericano también advirtió que el propósito de este ataque a Libia no es el derrocamiento de Muamar Gadafi.

"La política de Estados Unidos sigue siendo que Gadafi tiene que irse", afirmó Obama en Santiago de Chile en una conferencia de prensa conjunta con el presidente chileno, Sebastián Piñera, "pero la acción militar emprendida es específicamente para cumplir con el mandato del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas". La resolución aprobada la semana pasada permite el uso de todos los medios necesarios para imponer una zona de exclusión aérea sobre Libia y proteger la vida de los civiles.

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Obama explicó que esta operación tiene varias fases. La primera es la destrucción de las defensas antiaéreas libias para permitir que los aviones de la coalición de voluntarios pueda patrullar en condiciones de seguridad. Una vez concluida esa fase, el mando de la misión, que actualmente recae en el general Carter Ham, jefe del Comando África de las Fuerzas Armadas de EE UU (Africom), será transferido a la coalición.

Eso debería de ocurrir pronto, "en días, no en semanas", insistió Obama. Pero antes es necesario precisar a manos de quién quedará la responsabilidad de dirigir las operaciones. Obama dijo ayer que "la OTAN debería estar involucrada" en esas próximas fases, pero no dijo que debe asumir el mando. En la OTAN no existe consenso para hacerlo.El ministro de Defensa norteamericano, Robert Gates, de visita en Rusia, dijo que ayer una fórmula híbrida sería la más conveniente.

Las dudas sobre el mando y sobre el tiempo en que mantendrá EE UU es, en realidad, un ejemplo de otras dudas que rodean a esta misión, como las de su objetivo y su duración. Obama no quiso entrar ayer en detalles sobre estos temas y desvió la responsabilidad hacia los mandos militares, que son, dijo, quienes determinarán con más precisión los plazos. El Gobierno francés pronosticó ayer que el ataque puede llevar bastante tiempo, pero tampoco concretó en qué diferentes circunstancias.

La Administración norteamericana ha advertido que, una vez que transfiera el mando a los aliados, su participación en la operación se limitará al apoyo logístico y a la aportación de material de inteligencia. Según han explicado funcionarios estadounidenses, Estados Unidos situará en la zona dispositivos tecnológicos para interrumpir las comunicaciones dentro de Libia y facilitará el material obtenido por sus medios de información y espionaje, pero los aviones norteamericanos no seguirán volando sobre Libia ni se dispararán más misiles de crucero sobre objetivos en territorio libio.

Según sostuvo ayer Obama, la coalición no puede ir más allá de lo que permite la resolución de la ONU. Eso no significa, añadió, que su Gobierno renuncie a la caída de Gadafi, pero lo situó como un objetivo a más largo plazo. "Hemos puesto en marcha una serie de instrumentos para conseguirlo", dijo. Un portavoz del Departamento de Estado manifestó, de forma más clara, que la Administración estadounidense "no ve, a largo plazo, a Gadafi [manteniéndose] en el poder".

Mientras tanto, en unos días más, si no se producen novedades más esperanzadoras, se puede llegar a un peligroso punto muerto en el que EE UU abandone el esfuerzo militar a un grupo de países mal coordinados, con un mando débil y sin voluntad de llegar hasta el final contra Gadafi.

Funcionarios norteamericanos confían en que, en lugar de ese escenario, se cree una situación en que los rebeldes libios sean capaces de reemprender su ofensiva con energía frente a unas fuerzas de Gadafi diezmadas y desmoralizadas por los bombardeos de la coalición.

Ambas posibilidades parecen hoy por hoy al 50% en un momento de enorme ansiedad sobre la marcha de los acontecimientos. Esta operación militar se aceleró por la presión de Gadafi sobre la ciudad de Bengasi, el último bastión rebelde, y ha conseguido al menos, como destacó Obama, rebajar esa presión y poner a Gadafi a la defensiva.

Un grupo de curiosos revisa los tanques del Ejército libio dañados tras un bombardeo de la coalición aliada, en la carretera entre Bengasi y Ajdabiya.
Un grupo de curiosos revisa los tanques del Ejército libio dañados tras un bombardeo de la coalición aliada, en la carretera entre Bengasi y Ajdabiya.SUHAIB SALEM (REUTERS)

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