La contaminación de Madrid aumenta las muertes por infarto
Un estudio alerta sobre unas partículas que emiten los coches diésel
Ni se ven, ni se huelen, ni se tocan. Pero las partículas llamadas PM 2,5 están en el aire que se respira en Madrid y son muy dañinas, incluso más de lo que se pensaba hasta ahora. Un estudio recién publicado relaciona los niveles altos de contaminación por estas partículas en suspensión (llamadas PM 2,5 porque miden menos de 2,5 micras de diámetro) con la mortalidad por enfermedades del sistema circulatorio. Los autores, de tres hospitales españoles y el Instituto de Salud Carlos III, demuestran mediante un análisis estadístico que se producen más muertes por infartos, cardiopatías isquémicas e ictus cuando la polución es más alta. Y su conclusión es clara: reducir los niveles de PM2,5 en la capital es "una necesidad acuciante".
La capital cumple la normativa de la UE, "muy permisiva", según los autores
Las partículas de menos de 2,5 micras tienen, a diferencia de las más grandes (las PM10), un origen antropogénico. Es decir, que las producen los tubos de escape de los vehículos. En concreto, los motores diésel, que emiten hasta seis veces más partículas que los de gasolina. Muchas ciudades ni siquiera miden las concentraciones de PM2,5. Por eso apenas hay trabajos que las relacionen con sus efectos sobre la salud.
Este, publicado en la revista Science of the Total Environment en noviembre pasado, es el primero que estudia cómo afecta la contaminación por estas partículas a la mortalidad a corto plazo por enfermedades circulatorias.
Los autores tomaron los datos de contaminación de la red de 27 estaciones de medición del Ayuntamiento de Madrid entre el 1 de enero de 2003 y el 31 de diciembre de 2005. Y contabilizaron las muertes diarias por causas circulatorias (20.445) en ese periodo. Además de la causa general, observaron tres específicas: infarto agudo de miocardio, otras cardiopatías isquémicas y enfermedades cerebrovasculares. Hallaron una "relación lineal positiva": a más contaminación, más muertes a corto plazo. Los gráficos muestran que la mortalidad se dispara a partir de 25 microgramos por metro cúbico, precisamente la concentración máxima diaria de PM 2,5 que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no superar.
La contaminación diaria que recoge el estudio fue de un mínimo de cinco microgramos y un máximo de 71, con una media de 19,16. "Lo que indica que en la ciudad de Madrid la media anual recomendada por la OMS (10 microgramos por metro cúbico) prácticamente se dobló", aseguran los autores. Y subrayan que el límitediario de 25 microgramos se superó en uno de cada cinco días. Sin embargo, como recuerdan, la capital cumple la normativa europea. "En nuestra opinión, una ley muy permisiva", dicen.
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