Montilla invita a levantar un "espigón contra el 'tsunami' de la derecha"

Los socialistas catalanes consiguieron ayer llenar el Sant Jordi en su mitin de final de campaña, un acto en el que sacaron toda la artillería para movilizar a los suyos para las votaciones del domingo: el ex presidente Felipe González, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero y la ministra de Defensa, Carme Chacón, acompañaron al candidato a la reelección a la presidencia de la Generalitat, José Montilla, que hizo su mejor discurso de la campaña. Estuvo acompañado de todos los consejeros socialistas de su ejecutivo, alcaldes y diputados del PSC en el Congreso. Los dirigentes socialistas se conjuraron en un reproche unánime a la "irresponsabilidad" de la derecha en criticar sistemáticamente al Gobierno por sus medidas contra la crisis. Ellos las defendieron como única forma de preservar el Estado del bienestar. Montilla pidió ayuda para "levantar un espigón hecho de la gente de izquierdas que pare la ola conservadora", "el tsunami de la derecha que recorre toda Europa". Justo cuatro años después de ser investido presidente de la Generalitat, Montilla aseguró que ha trabajado "duro para merecer la confianza depositada" en él y tuvo un recuerdo, "un abrazo" para su antecesor en el cargo, Pasqual Maragall, ampliamente ovacionado.

El candidato del PSC hizo su mejor mitin de campaña en el Sant Jordi

El de ayer no fue un lleno total del Sant Jordi como el de 2008, con Chacón de candidata por Barcelona a las elecciones generales, cuando hubo gente que se quedó en la calle. Ayer se llenó con 20.000 personas, según el partido. El recinto, fetiche para el PSC, es termómetro de los resultados electorales, pero las encuestas siguen vaticinando el desastre del PSC y una amplia victoria de CiU, que también esta vez se ha atrevido con el Sant Jordi y espera llenarlo hoy por la noche. Montilla no se cansa de decir que hay partido. "Es la hora de los que no se rinden nunca", dijo anoche. Reiteró que su cruzada será la "dura" crisis económica y el paro y defendió "reformas que no siempre son fáciles de hacer ni de explicar", frente a "discursos o política barata".

En su única incursión en campaña, la ministra Chacón hizo la única mención de la noche a la corrupción que ha salpicado a Convergència. "Dicen los de CiU que mañana llenarán el Palau

pero sus amigos vaciaron el otro [el Palau de la Música]".Quien abrió las críticas a la derecha fue el ex presidente González, que todavía mantiene el tirón. Con un discurso claro y comprensible, aseguró que la de ahora no es una crisis cualquiera y que requerirá "un cambio civilizador mundial". Pero no son lo mismo las reformas conservadoras que las de izquierdas, dijo, para criticar al PP. "Son tan irresponsables que no solo no colaboran con el Gobierno, sino que ponen palos en las ruedas para hacer lo posible para que se hunda España. Les da igual que se hunda el país, con tal de que se hunda Zapatero", dijo entre aplausos atronadores.

En la misma línea, Zapatero, que ha participado en otros dos mítines en la campaña catalana, expresó su preocupación porque el PP, "con el afán de crítica legítima al Gobierno, mine la confianza" de los ciudadanos. "No se lo perdono", proclamó, y defendió con vehemencia las reformas emprendidas por el Ejecutivo frente a las impulsadas por Gobiernos conservadores: "Hemos rebajado el sueldo a los empleados públicos, sí, pero los Gobiernos de derechas los despiden. Esa es la diferencia". "Saldremos fortalecidos" de la crisis gracias a las reformas, aseguró Zapatero, que fue interrumpido desde las gradas por un grupo de saharauis.

González y Zapatero acudieron a respaldar al candidato José Montilla, que no desperdició la audiencia para volver a cargar contra el PP por sus planteamientos "xenófobos", y contra su rival de CiU, Artur Mas. "A mí no me han regalado nada, como a otros enchufados o apadrinados", dijo en referencia al candidato convergente. El líder de los socialistas catalanes, que repasó los logros de su Gobierno en equipamientos, infraestructuras y servicios sociales, volvió a pedir el voto a parados y precarios, y se ofreció como receta contra la crisis.

El alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, intervino brevemente al inicio. Cuestionado ante las elecciones municipales de mayo, pasó inadvertido en los discursos de los compañeros. Tampoco brilló el Estatuto, que solo se citó para celebrar el autogobierno logrado por Cataluña con Montilla en la Generalitat y Zapatero en el Gobierno.

Después de la lucha contra la crisis, la máxima obsesión de Montilla es la participación. "No pasarán, este es el reto. Animo a la gente a ir a votar. Que ningún empleado, jubilado, joven, estudiante, autónomo, emprendedor, parado... se quede en casa, por el futuro, por la justicia social", clamó.