Irlanda suprime 25.000 empleos públicos, sube impuestos y recorta el gasto social
El déficit fiscal provocado por la quiebra de los bancos exige un drástico plan de ajuste hasta 2014 - Dublín cifra en 85.000 millones de euros el rescate de la UE
A una gigantesca burbuja le sigue un reventón que se lleva por delante a los bancos. Y entonces el Gobierno socializa las pérdidas: despide a miles de funcionarios, sube los impuestos, baja las pensiones y le da un tijeretazo al Estado del Bienestar para pagar la factura de su sector financiero. Ese es, en resumidas cuentas, el relato del ascenso y la caída de la economía irlandesa en los últimos 10 años.
Irlanda cerró ayer el que por ahora es último capítulo de esa historia: el primer ministro Brian Cowen anunció un plan de austeridad entre severo y despiadado, que incluye la eliminación de 25.000 puestos de trabajo en el sector público, un fuerte recorte del gasto social, una reducción de las pensiones y del salario mínimo y una subida fiscal de aúpa. Una fórmula -menos gasto y más impuestos- que "reducirá el nivel de vida de los irlandeses durante los próximos cuatro años", según reconoció el Ejecutivo.
"Ningún grupo quedará a salvo", advierte el primer ministro, Cowen
Se recortan un 10% las nuevas pensiones y el IVA subirá al 23%
El tambaleante Gobierno irlandés dio así un paso para la aprobación de los Presupuestos de 2011, su última contribución a la causa ante una enorme presión política y social que ha provocado la convocatoria anticipada de elecciones para después de Año Nuevo. Sin ese drástico recorte no habría ayudas europeas, que finalmente ascenderán a 85.000 millones de euros: una vez más, ese dinero servirá para salvar a la banca irlandesa y para cerrar el boquete fiscal de Irlanda. El déficit público asciende al 32% del PIB -el más alto del Hemisferio Norte- y ha desatado una crisis fiscal huracanada en la eurozona.
El denominado Plan Nacional de Recuperación, un documento de 140 páginas, supondrá un tijeretazo de 15.000 millones de euros (el 10% del PIB) hasta 2014. La parte del león se concentrará el año próximo, con 6.000 millones. En Irlanda llueve sobre mojado: en lo que va de crisis los recortes sumaban ya una cifra similar. La austeridad asciende así hasta niveles mareantes para una economía de apenas 150.000 millones de euros (la octava parte de España), con una población de 4,5 millones (diez veces menor)
Pero la saga irlandesa continúa. El FMI y la Unión Europea tienen que dar ahora el visto bueno a ese recorte. El Ejecutivo tiene que sacarlo adelante el 7 de diciembre, con una exigua mayoría en el Parlamento, que se reduce por momentos. Irlanda, además, tiene que reestructurar sus bancos a toda velocidad: fuentes del Gobierno apuntaban ayer que podría acelerarse la nacionalización completa de las mayores entidades (AIB y Bank of Ireland) en el plazo de tres días, ante el castigo que siguen propinando los mercados. Y la agencia de calificación Standard & Poor's rebajó ayer dos escalones, hasta el equivalente a un aprobado alto o a un notable bajo, la nota de solvencia del país, por las cuantiosas inyecciones de dinero adicionales que requerirá salvar la banca.
Los mercados han castigado con severidad a Irlanda ante la incertidumbre que rodea casi todo lo que tiene que ver con la política, la economía y sobre todo el sistema financiero. El primer ministro Cowen entonó ayer su particular discurso de sangre, sudor y lágrimas al reclamar a los irlandeses "unidad para enfrentar este desafío", que supone "dar varios pasos atrás para después volver a poder ir hacia adelante". Y advirtió: "daremos pasos atrás para poder avanzar de nuevo. Los que puedan pagar más pagarán más, pero ningún grupo quedará a salvo". Estas son las principales líneas del plan que marcará el rumbo de la economía irlandesa en los próximos años.
- Menos gasto. El recorte asciende a 10.000 millones en cuatro años. La medida más dolorosa es la reducción de 25.000 empleos en el sector público, básicamente a través de la no renovación de contratos. Eso dejará el número de funcionarios a niveles de 2005: prácticamente toda la economía irlandesa ha sufrido un retroceso similar. Entre el resto de medidas destaca una reducción de la factura de las pensiones de 800 millones, a través de una reforma del sistema y rebajas del 10% para los nuevos pensionistas, junto con un aumento paulatino de la edad de jubilación. El gasto social -asistencia, subsidios, etcétera- bajará en 2.750 millones. Incluso los estudiantes universitarios pagarán más por su matrícula.
- Bajada del salario mínimo. Los irlandeses ganan un mínimo de 8,65 euros por hora, lo que equivale a un sueldo mensual cercano a los 1.500 euros en un trabajo a tiempo completo. Se trata de la segunda cifra más alta de Europa, solo por detrás de Luxemburgo (el sueldo de los funcionarios es también el segundo más alto de Europa). El Ejecutivo aprobará un recorte superior al 10% del sueldo mínimo, hasta los 7,65 euros por hora. El plan no especifica la que será la segunda rebaja de sueldo para los funcionarios, que engloba dentro de una rebaja de la factura del sector público. El Ejecutivo se rebajó el salario en 2009: tras ese recorte, el primer ministro se embolsa 228.000 euros anuales. Barack Obama gana 298.000 euros. Zapatero, 78.000.
- Más impuestos. El Gobierno quiere que los ingresos públicos crezcan en 5.000 millones en cuatro años. Prácticamente la mitad de los irlandeses no pagan ni un euro en el impuesto sobre la renta, en un país que hizo bandera de las rebajas fiscales, la flexibilidad, la liberalización y que fue estilete del modelo de capitalismo anglosajón (glosado por Mariano Rajoy y otros líderes del PP como Esperanza Aguirre en este mismo periódico). Ahora, el número de contribuyentes volverá a crecer notablemente. "Una de las claves para reducir el déficit es ampliar la base fiscal", zanjó Cowen. Irlanda emprende el camino contrario al de las bajadas fiscales de los últimos años en prácticamente todas las figuras tributarias: pretende recaudar 1.900 millones más del IRPF; eliminará muchas de las deducciones a los planes de pensiones; subirá el IVA del 21% al 22% en 2013, y hasta el 23% en 2014, elevará la tributación del capital y creará nuevas figuras.
- La excepción a la regla. Frente a toda esa marea ascendente, el Ejecutivo mantiene intacto el Impuesto de Sociedades en el 12,5% (y ese es el máximo aplicable; muchas empresas se benefician de exenciones y deducciones fiscales. Ese impuesto ha permitido a Irlanda atraer a un millar de empresas multinacionales en 10 años. "Es la piedra angular de la política industrial irlandesa a favor de las empresas y las exportaciones", según el plan de austeridad. Varios países europeos han criticado la competencia fiscal desleal que supone ese impuesto, en torno a la mitad de la media europea. Irlanda lo considera clave para salir de la crisis a través de las exportaciones, y para no destruir aún más empleo: las multinacionales norteamericanas han amenazado con marcharse esta misma semana si el tipo impositivo sube. Europa no ha dicho aún la última palabra.
- Cuadro macro. El plan de austeridad tiene un talón de Aquiles: previsiones de crecimiento "demasiado optimistas", aseguró Antonio García-Pascual, de Barclays. Irlanda espera crecer una media del 1,75% en 2011 y una media cercana al 3% hasta 2014. Y quiere reducir el paro del 13,5% actual a menos del 10%. La teoría dice que a mayor austeridad, más impacto sobre el crecimiento: "el Gobierno tal vez no tenía elección, pero al aprobar más y más recortes va a conseguir justo lo contrario de lo que se persigue: una recaída en la recesión por el ajuste fiscal, y así nadie en los mercados va a querer financiar a Irlanda", resumía el economista del Trinity College Kevin O'Rourke.
Irlanda aduce que las exportaciones van a elevarse un 6% este año y que el paquete va a permitir incrementar aún más la competitividad, con costes laborales en la industria que ya mejoran los de Alemania. Los datos señalan también que el saldo migratorio neto indica que 100.000 personas dejarán Irlanda en esos cuatro años. Ese éxodo ya ha empezado: 2009 y 2010 han sido años aumento de la emigración, una tradición histórica en Irlanda que se rompió en los años del boom.
- Crisis social. Los sindicatos han convocado para mañana una manifestación en protesta por los últimos acontecimientos. La tensión crece por una mezcla de nacionalismo -por la pérdida de soberanía que a juicio de los partidos más nacionalistas supone la llegada de la UE, el FMI o la oferta de préstamo de Reino Unido-, frustración ante lo que se avecina e ira hacia un modelo de capitalismo de clan del que participaban apenas media docena de banqueros, una docena de constructores y un puñado de políticos. "Los irlandeses han sido históricamente poco dados a las grandes sacudidas sociales: nunca ha habido aquí una huelga general. Al menos hasta ahora", cierra el notario Tom McGrath, de McGrath, O'Donell & Asociados. "Los bárbaros ya están a las puertas: vamos a reaccionar", resumía a las puertas del Parlamento el líder sindical David Begg a las puertas del Parlamento.
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