"Quemaban las jaimas una detrás de otra"
La violencia agrava las dificultades económicas del Sáhara, una región en la que Rabat invierte más de 4.000 millones al año en ayudas y gasto militar
Las fuerzas marroquíes irrumpieron en el campamento saharaui de Agdaym Izik poco antes del amanecer del lunes avanzando por ambos flancos al mismo tiempo, como una tenaza. "El pánico cundió al instante", relata Isabel Terraza, de 28 años y activista española del Grupo de Resistencia Saharaui, que se encontraba en el campamento en el momento del asalto. "Las Fuerzas Auxiliares iban por delante, seguidas a escasa distancia por las militares, abriéndose paso con gases lacrimógenos y arrasando o quemando las jaimas una detrás de otra. Hubo enfrentamientos".
"Los helicópteros volaban a escasa altura, transmitiendo mensajes intimidatorios", prosigue Terraza. "Se intentó evacuar a cuantas más mujeres y niños, pero los vehículos disponibles eran escasos. Cuando abandonamos el campamento, nos encontramos con un éxodo de saharauis que caminaban por el desierto hacia El Aaiún, que se vislumbraba en el horizonte, coronado por una amplia humareda negra".
Las calles de la ciudad estaban sembradas de barricadas. "Familias enteras de saharauis se alzaban detrás de ellas. Había tiendas y coches en llamas, y varias casas de saharauis fueron quemadas o destruidas por colonos marroquíes. Fue una batalla campal", dice Terraza.
El estallido de violencia complica el precario equilibrio socioeconómico de la ciudad, en la que viven unas 200.000 personas, muy divididas según su comunidad. Las relaciones entre los dos grupos son escasas. A falta de estadística oficial, se calcula que un tercio del medio millón de personas que viven en la región son de origen saharaui.
La economía local depende completamente de Marruecos. La población activa ronda el 30%; la mitad trabaja en la función pública. "El Sáhara es una aberración económica. La única actividad con cierta rentabilidad es la pesca. La extracción de fosfatos ya casi no tiene interés económico. El resto es una economía apuntalada por el Estado", explica el economista Fouad Abdelmoumni, quien calcula que el conflicto cuesta a Marruecos más de 4.000 millones de euros al año (7% del PIB), en concepto de gastos militares, subvenciones varias y ventajas fiscales. Abdelmoumni calcula que la resolución del conflicto añadiría tres puntos porcentuales a la tasa de crecimiento.
Se estima que la tasa de paro en el Sáhara supera el 25%, frente al 10% en Marruecos (aunque esta cifra está por debajo de la real, según los expertos). La CIA calcula que el PIB per cápita saharaui rondaba en 2007 los 1.800 euros, frente a los 3.400 de Marruecos.
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