España llama a la calma pero evita condenar el uso de la fuerza por Rabat
La ministra de Exteriores pide la intervención de Naciones Unidas
La ministra de Asuntos Exteriores y Cooperación, Trinidad Jiménez, reaccionó ayer con cautela al desalojo por la fuerza del campamento levantado por activistas saharauis en Agdaym Izik, a 15 kilómetros de El Aaiún. Tras expresar su "preocupación" por las informaciones procedentes de la ex colonia española, la ministra hizo un "llamamiento a la contención y a la calma" e instó a la reanudación de las conversaciones directas entre Marruecos y el Frente Polisario, prevista para ayer en Nueva York.
Jiménez, a quien la noticia sorprendió de visita oficial en La Paz (Bolivia), aseguró que los tres españoles que estaban en el interior del campamento "se encuentran bien".
Posteriormente, en conferencia de prensa con su homólogo boliviano, David Choquehuanca, pidió la intervención del Consejo de Seguridad de la ONU, al tratarse de un asunto "que compete a la comunidad internacional". "Creo que la presidencia británica [del Consejo de Seguridad] podría adoptar alguna decisión y convocarlo", dijo, aunque matizó que antes debería contar con informes definitivos sobre lo sucedido. "Cuando tengamos todos los informes, podremos hacer una valoración general", subrayó.
El presidente de Canarias acusa a Marruecos de "pasar todos los límites"
Fuentes de Exteriores insistieron en que se trata de un asunto internacional, no bilateral entre España y Marruecos, y limitaron la responsabilidad española al apoyo al diálogo entre las partes que presta como miembro del Grupo de Amigos del Sáhara.
La ministra evitó condenar el recurso a la violencia por parte de Rabat y reconoció que no había hablado con su colega marroquí, Taeb Fassi-Fihri, quien la semana pasada se jactó en Madrid de que Rabat no hubiera desmantelado por la fuerza el campamento, lo que supuestamente probaba su apuesta por el diálogo.
Frente a la cautela del Gobierno, la mayoría de los grupos reaccionaron con indignación ante la acción marroquí. Uno de los más contundentes fue el presidente de Canarias, Paulino Rivero, quien declaró: "Este es el momento de decir: 'Basta ya".
"Ha existido ambigüedad por parte de España. Yo sé que por intereses hay que navegar entre dos aguas, pero ha llegado el momento de que España exija la intervención de la Unión Europea", afirmó Rivero, tras recordar que Marruecos "se beneficia de una manera muy importante de las políticas europeas". "Europa no puede seguir mirando para otro lado, porque se han desbordado todos los límites", insistió.
Con no menos contundencia se pronunció el PNV, que condenó "el asalto injustificado y violento" al campamento, mientras que Eusko Alkartasuna llegó a pedir que se suspendan las relaciones con Marruecos.
Los partidos integrados en el intergrupo Paz y Libertad para el Sáhara del Parlamento vasco difundieron un comunicado en el que condenan "rotundamente" los hechos, según informa Vasco Press. Aunque el PP forma parte de este grupo (con el PNV, PSE, Aralar, EA, Ezker Batua y Unión por el Progreso y la Democracia), su secretaria general, María Dolores de Cospedal, se limitó a pedir al Gobierno que auspicie las negociaciones entre Marruecos y El Polisario "para que se puedan realizar con tranquilidad y sin interferencias que puedan empañar su buen fin".
Cinco partidos (ERC, IU, ICV, Nafarroa Bai y BNG) pidieron la comparecencia del presidente José Luis Rodríguez Zapatero en el Congreso para que explique la posición del Gobierno ante los sucesos de El Aaiún.
Unas 300 personas se manifestaron ayer ante la Embajada de Marruecos en Madrid en favor de un "Sáhara libre".
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