El FMI acusa a la banca de ser el talón de Aquiles de la recuperación
Los bancos tienen vencimientos de deuda de tres billones en dos años - Las cajas españolas y alemanas, entre las necesitadas de reestructuración
Washington es un nido de lobistas. Según los últimos datos disponibles, los lobbies -grupos de presión- están gastando más dinero que nunca en favor de sus intereses. En particular, el financiero. No es de extrañar: la banca es la gran culpable de la crisis. Y la banca es también la principal sospechosa de que la economía no encuentre la puerta de salida de este embrollo bautizado como Gran Recesión. Más de tres años después del inicio de la crisis, "el sistema financiero es el talón de Aquiles de la recuperación", atacó ayer el español José Viñals, máxima autoridad en lo relativo al sector bancario en el Fondo Monetario Internacional (FMI) en la apertura de la cumbre de otoño de la institución, en Washington.
"España ha cogido el toro por los cuernos y lo está haciendo bien"
El Fondo advierte de que la deuda se disparará si hay bajo crecimiento
Más de tres años después, en fin, persisten las dudas y la incertidumbre, según el FMI: "Ha aumentado la probabilidad de que se produzca una coincidencia nefasta de contracción del crédito, desaceleración del crecimiento y debilitamiento de los balances"; es decir, algo feo de verdad.
El FMI se reinventa así como Casandra frente a quienes consideran que lo peor ya ha pasado. Y lo hace armado con el cúmulo de noticias que afectan directamente a la mala salud actual del sistema financiero. La principal: las ráfagas de inestabilidad procedentes del mercado de deuda pública europea son el revés que ha empeorado las constantes vitales de la banca en los últimos seis meses. El Fondo prevé que la deuda pública crezca con fuerza en los países avanzados hasta 2015, pero además avisa de que se disparará si se da una situación de bajo crecimiento (un punto menos al año de lo que ahora espera). En tal caso, en España alcanzaría un 96,3% del PIB.
A la inestabilidad generada por la crisis de la deuda, hay que unir las pérdidas acumuladas -1,7 billones de euros desde 2007-, la nueva regulación que exige más capital y el calendario de vencimientos de deuda del propio sector financiero, especialmente del europeo. Europa es el principal escenario de la crisis fiscal y la banca europea concentra la mayor parte de la deuda de los países con problemas. Y no solo eso: tiene ante sí un calendario de vencimientos de su propia deuda muy complicado. La banca internacional se enfrenta a la refinanciación de más de tres billones de euros (algo así como tres veces el PIB español) en los próximos 24 meses. Tres cuartas partes corresponden a las entidades europeas, según el FMI.
Eso son malas noticias para los bancos. Pero tal vez no tanto. Son malas, evidentemente, porque les queda por delante una larga travesía del desierto que va a dejar cadáveres en el sector financiero. Y a la vez, sin una recuperación de la banca tampoco puede llegar la ansiada reactivación: sin crédito, la economía no funciona. De ahí que el FMI reclame que se mantengan las medidas de apoyo al sector financiero -el mar de liquidez que proveen desde hace tres años los bancos centrales, junto con importantes ayudas de los Gobiernos-, y de ahí que Viñals pidiera ayer que el G-20 siga adelante con la reforma financiera, pero con un calendario cómodo para evitar que los nuevos requerimientos ahoguen a las entidades.
Con esos mimbres, no es de extrañar que el sector financiero haga lobby: por la capital estadounidense desfilarán esta semana Alfredo Sáenz, consejero delegado del Santander; Miguel Martín, presidente de la patronal AEB; Isidro Fainé, presidente de La Caixa, y Rodrigo Rato, de Caja Madrid, entre otros, y eso solo entre los representantes del sector bancario español. Que ayer tuvo su ración de protagonismo en la presentación del informe del FMI: dentro de la banca europea -al margen de todo lo relacionado con Irlanda-, el FMI identifica dos potenciales focos de preocupación: la banca regional alemana y las cajas españolas.
"Hay dos segmentos donde la reestructuración va por buen camino pero aún tiene que avanzar: los landesbanken alemanes y las cajas. Hay que cerrar entidades inviables y reestructurar las que tengan posibilidades de sobrevivir: el objetivo es que no haya bancos zombis que puedan ser un lastre", aseguró Viñals. "España ha cogido el toro por los cuernos y está haciendo bien las cosas. Dado que se está haciendo la cirugía, es importante que se haga con la intensidad necesaria para que la herida se cierre", cerró.
Al cabo, el FMI identifica los mayores problemas en bancos de tamaño mediano y en los de los países con mayores presiones en el mercado de deuda, cuyas entidades financieras "tienen limitado el acceso a los mercados de capital y deben hacer frente a costes [en el acceso a la financiación] cada vez mayores". Y eso es del todo válido para las cajas españolas de tamaño pequeño y mediano. Casi sin excepción.
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