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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La cruda realidad

Tras el espejismo veraniego, el paro vuelve a subir y la temporalidad se acentúa

Las cifras de paro registrado del mes de agosto han vuelto a poner a la economía española frente al espejo de su gran problema: el desempleo. Tras cuatro meses consecutivos de descenso, en agosto se sumaron a las listas de los servicios públicos de empleo otras 61.083 personas en busca de trabajo. Es cierto que agosto es habitualmente un mal mes para el empleo, pues empiezan a vencer los contratos asociados a la actividad veraniega, pero eso mismo demuestra que los últimos descensos del paro registrado eran más un espejismo temporal que un cambio de tendencia del mercado laboral.

La caída de la afiliación de agosto (131.858 personas) es la menor en un mes de agosto desde 2005, pero conviene no olvidar que se produce sobre una base de empleo ya muy mermada. Además, la cifra del aumento del paro es la tercera peor en un mes de agosto, solo por detrás de las registradas en los desastrosos últimos dos años. Hay otros datos preocupantes. Del millón largo de contratos firmados en agosto, el 93,4% fueron temporales, una proporción que no se alcanzaba desde hace 12 años. Agosto es un mes propicio para la contratación temporal, modalidad que además se usa especialmente en tiempos de incertidumbre. Pero la conclusión es que de la reforma laboral -ya en vigor, aunque pendiente de aprobación en su versión definitiva- no hay ni rastro de efecto. Los contratos de fomento de la contratación indefinida, una de las apuestas estrella de la reforma laboral, caen un 40% con respecto al mismo mes de 2009.

Más información
El paro volvió a subir en agosto tras cuatro meses de tregua
Agosto rompe la tendencia de descensos mensuales del paro

Un informe divulgado ayer por la Organización Internacional del Trabajo y el Fondo Monetario Internacional muestra a España como el país donde más se ha incrementado la tasa de paro durante la crisis, pese a haber sufrido una contracción económica similar o incluso inferior a la de otras economías avanzadas. Y, lo que es peor, las previsiones indican que este incremento del desempleo, proveniente en su mayor parte del pinchazo de la burbuja inmobiliaria y de la construcción, tardará mucho en ser reabsorbido.

Nada hay pues sobre la mesa que haga presagiar una mejora de la situación de aquí a final de año. La economía va a permanecer prácticamente estancada por los ajustes de gasto público y el menor tirón internacional. Ha bastado la llegada de septiembre para dejar al descubierto la fragilidad de la recuperación en España.

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