La OTAN concluye que los talibanes coordinaron el ataque y la revuelta
El terrorista, detenido un año antes, tenía marcado su objetivo: los jefes españoles25 personas resultaron heridas, 11 de bala, durante los disturbios
La OTAN y el Gobierno afgano han concluido que tanto el ataque en el que murieron el miércoles dos guardias civiles y su intérprete como el intento de asalto a la antigua base española de Qala-i-Naw, que le sucedió, estaban "coordinados por terroristas". El equipo conjunto de oficiales de la OTAN y funcionarios designados por el ministro del Interior y el de Defensa de Hamid Karzai enviado a la zona para investigar lo ocurrido ha confirmado que Ghulam Sakhi, el policía que disparó contra los tres españoles antes de ser abatido a tiros por sus compañeros, era cuñado del principal comandante talibán de la provincia y llegó a ser detenido y desarmado por estos vínculos hacía un año, tal y como adelantó EL PAÍS el pasado viernes.
ISAF admite que el asesino fue liberado porque dos notables hablaron bien de él
Dos granadas de mano impactaron contra la base, sin causar daños graves
Sakhi, de 26 años, llevaba tres años en la Policía Nacional de Afganistán y había pasado los controles de la ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad en Afganistán, en sus siglas en inglés) previos a ser admitido en el cuerpo. La fuerza de la OTAN investiga siempre el entorno familiar del aspirante a policía, el barrio en el que vive y la gente con la que se relaciona. En su informe final, ISAF reconoce que el policía había sido detenido hace un año por sus vínculos con los terroristas, pero "dos notables locales establecieron que era un miembro respetable de la sociedad", de forma que fue puesto en libertad y recuperó su puesto.
El informe final de la investigación conjunta de la ISAF y el Gobierno afgano sobre el atentado a las tropas españolas asegura que el ataque no fue provocado por ninguna clase de discusión. El terrorista que mató a los dos guardias civiles y a su traductor tenía claro su objetivo, las tropas españolas, puesto que "no abrió fuego contra nadie más e intentó escapar después del asalto".
En cuanto a la turbamulta de unas 200 personas que intentó asaltar la base española tras el ataque, los oficiales de ISAF y del Gobierno de Karzai precisan que se produjo solo 25 minutos después y que cuando los manifestantes llegaron al lugar ya había apilada una montaña de ladrillos para que los pudieran lanzar contra las instalaciones militares. "También hemos descubierto que algunos de los manifestantes llevaban granadas de mano y cócteles molotov", añaden en su informe. Fuentes militares precisan que en concreto dos granadas impactaron contra la fachada sin causar daños graves y que se produjeron disparos hacia la base desde edificios cercanos.
Durante la revuelta, los militares españoles permanecieron en el interior de la base junto a los 47 aspirantes a policía que los agentes fallecidos estaban inscribiendo cuando fueron tiroteados por Ghulam Sakhi. Fueron agentes de la Policía Nacional de Afganistán quienes disolvieron la revuelta y "tomaron el control de la situación", recuerda el informe. La investigación de ISAF y el Gobierno afgano también ha precisado que 25 personas resultaron heridas durante los disturbios, 11 de ellas de bala, aunque no está claro cómo se produjeron las heridas, puesto que "muchos de los manifestantes estaban disparando armas y lanzando ladrillos y granadas". El informe asegura que "ninguna de estas heridas fue causada por fuerzas de la ISAF".
"Toda la información que hemos recibido indica que se trata de actividad terrorista", señaló el coordinador del equipo de investigación, el general de brigada británico Allan McLeod. "Los terroristas planean y coordinan este tipo de ataques con el propósito de intentar separar a la gente de Afganistán del Gobierno", añadió.
El informe de la investigación de la ISAF y el Gobierno afgano, una práctica habitual de la fuerza internacional ante atentados como este, desmiente la teoría de una manifestación espontánea después de que los españoles hubiesen matado al policía afgano en plena calle.
La investigación de la OTAN, así como la información del instructor militar que recaba datos para el juez militar -que deberá inhibirse en favor de la Audiencia Nacional- coinciden en que el ataque y la manifestación estaban coordinados y que fue la insurgencia talibán la que extendió entre la población el rumor de que los militares españoles estaban matando a compatriotas en la base. Los 47 afganos aspirantes a policía que estaban en ese momento en las instalaciones no se atrevieron a salir del recinto a explicar lo contrario, según fuentes militares, asustados por la virulencia de los manifestantes. Sí que explicaron por megafonía que estaban bien y que había sido un policía afgano quien había disparado contra los españoles y no al revés.
El fin último del intento de asalto a la base española, según comunicó el gobernador de la provincia de Bagdhis, Delbar Jan Arman, a la ministra de Defensa, Carme Chacón, era provocar un choque armado entre militares y manifestantes en el que se produjeran bajas civiles que los talibanes utilizarían como propaganda contra la presencia de las tropas internacionales.
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