La expulsión de gitanos amenaza las relaciones franco-rumanas
La Comisión Europea dice que vigilará "muy atentamente" la situación
El endurecimiento de la política francesa con los gitanos de Europa del Este amenaza con convertirse en un conflicto diplomático con Rumania. Ayer, en vísperas de la salida de París del primer vuelo con 79 de los 700 romaníes sin papeles que el Gobierno de Sarkozy va a expulsar tras el desalojo de 300 campamentos, el ministro de Exteriores rumano, Teodor Baconschi, manifestó su preocupación ante las "reacciones xenófobas" en Francia. La Comisión Europea también reiteró que sigue el tema muy de cerca y reclamó a Francia a través de un portavoz que respete la libertad de circulación de los ciudadanos europeos dentro de los países de la UE.
"Expreso mi preocupación sobre los riesgos de deslizarnos hacia el populismo y de generar algunas reacciones xenófobas con la crisis económica de telón de fondo", declaró el ministro de Exteriores rumano a Radio France International Rumania. Baconschi insistió en la necesidad de intensificar la cooperación entre París, Bucarest y la Comisión Europea, evitando toda "fiebre electoralista artificial" para resolver los problemas de pobreza, de acceso a la sanidad y a la educación de los romaníes en toda Europa. "Si intercambiamos acusaciones o criminalizamos a grupos étnicos, resucitamos memorias de las menos placenteras. En vez de encontrar soluciones generamos tensiones", declaró el ministro.
Bucarest critica las "reacciones xenófobas" del Gobierno de París
Pese a todo, Bacoschi reiteró su confianza en "abordar con la calma necesaria este problema común" sin enturbiar "las excelentes relaciones franco rumanas". El próximo 30 de agosto se espera la visita de dos secretarios de Estado rumanos a París. El ministro francés de Inmigración, Eric Besson, y el secretario de Estado francés para los Asuntos Europeos, Pierre Lellouche, viajarán a Bucarest en septiembre. Las discusiones se orientarán hacia la inserción social de los romaníes en Rumania, la lucha contra la criminalidad organizada de la que es víctima esta población y la reinserción de los que abandonan Francia para volver a Rumania.
La Comisión Europea también ha pedido a Francia que "respete las reglas en lo que se refiere a la libertad de circulación y asentamiento" de los ciudadanos europeos a través de Matthew Newman, portavoz de la comisaria europea encargada de Justicia y Derechos Fundamentales, Viviane Reding. Newman señaló que la Comisión Europea sigue "muy atentamente" la situación para asegurarse de que se respetan las normas. El Ministerio de Exteriores francés respondió que las medidas decididas en contra de los romaníes en situación irregular son "plenamente conformes a las reglas europeas".
Los ciudadanos rumanos y búlgaros tienen libertad de circulación por Europa desde que sus países ingresaron en la Unión Europea en 2007. Sin embargo, algunos países, como Francia, han impuesto una moratoria transitoria hasta 2012 que puede ampliarse hasta 2014. Concretamente, estos ciudadanos pueden permanecer hasta tres meses en el territorio francés de forma regular. Más allá de este plazo, deben contar con un contrato de trabajo o cursar unos estudios. En caso de encontrarse sin papeles, pueden ser expulsados, pero legalmente pueden regresar de nuevo a Francia y permanecer en el país otros tres meses. Se calcula que entre 10.000 y 15.000 gitanos de estos países viven en Francia.
Francia ha desmantelado ya más de una cincuentena de campamentos ilegales obligando a muchos a desplazarse de un terreno a otro. Algunos municipios de izquierda, desafiando la política de Sarkozy, han cedido a los gitanos terrenos o locales para su realojo.
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