Los mercados dejan margen para un acuerdo político

Los mercados suelen ser poco amigos de la indefinición y los inciertos resultados electorales de Reino Unido provocaron ayer la irremediable caída de la libra, de los bonos y de la Bolsa. Incluso el comunicado de dos de las principales agencias de calificación, Standard & Poor's (S&P) y Moody's, ratificando la valoración de la deuda británica fue interpretado por los inversores apenas como un respiro temporal antes de pasar a exigir un claro plan de ajuste.

"La gente está teniendo miedo según se va desvelando el escenario político", aseguraba Jeremy Stretch, analista de Rabobank. "La rentabilidad de los bonos se ha disparado y eso no refleja, precisamente, un voto de confianza y la libra está reaccionando de la misma manera".

Lo cierto es que la divisa británica llegó a caer al principio de la sesión hasta un 3,5%, una tendencia que sólo se frenó cuando el liberal Nick Clegg declaró que eran los tories los que tenían que tomar la iniciativa de formar gobierno. El índice de referencia de la Bolsa de Londres, el FTSE 100, se dejó ayer un 2,6%, lo que supone que 30.000 millones de libras abandonaron ayer el mercado londinense.

El diferencial entre el coste de la deuda británica y el de la alemana llegó a alcanzar el máximo en 12 años, aunque luego se redujo una vez se supo que la triple A de los bonos no estaba en juego. Al menos de forma inmediata.

"La ausencia de una mayoría clara no debilita necesariamente la capacidad del gobierno para estabilizar los parámetros de la deuda en los próximos años", señalaba Moody's en su comunicado. S&P mantiene la perspectiva negativa y advierte que tomará una decisión sobre el rating a finales de año.

"Al final, el mercado ha decidido ser pragmático y apostar por la probabilidad de que se forme un gobierno en los próximos días", aseguraba Steve Major, de HSBC. Sólo que, con la crisis griega de fondo, el pragmatismo de los inversores no va a durar eternamente.