"Si Grecia fracasa, la credibilidad de la UE sufrirá un daño permanente"
La Unión Europea se la juega en el tratamiento que recete a la crisis griega, según Olli Rehn, nuevo comisario de Asuntos Económicos y Monetarios. "Si Grecia fracasa, y nosotros fracasamos, se producirá un daño permanente a la credibilidad de la UE", señala Rehn. "El euro no es sólo un acuerdo económico, es también el corazón político de la Unión". Con la idea de reforzar la coordinación en política económica, los ministros de Hacienda de la UE se reúnen el lunes y el martes en Bruselas. El objetivo es emplear a fondo los instrumentos disponibles para evitar que no se repitan nuevos casos como el griego.
La crisis griega ha hecho saltar todas las alarmas y la Comisión "tiene ya preparado el mecanismo para la asistencia, condicionada y coordinada, si se hace necesaria y es solicitada", dice el finlandés Rehn, en conversación con EL PAÍS y otros cuatro periódicos europeos. Rehn señala que ésa es la estrategia adoptada en el Consejo Europeo informal del pasado mes de febrero para cualquiera de los 16 países de la eurozona, mientras fuentes comunitarias agegan que la vigilancia rigurosa de la aplicación de las medidas será la pauta de cualquier socorro, concebido como contribuciones bilaterales de otros socios al Estado en apuros. "Una estrategia intergubernamental de ayuda es más viable y realista", aclaran las fuentes. Las ayudas pueden ser "créditos o créditos garantizados, porque ninguna de las dos vías requiere que se usen los presupuestos de la Unión".
En vísperas de la crucial reunión de la próxima semana, la Comisión cree que el Gobierno de Yorgos Papandreu ha adoptado ya medidas de control convincentes, como han reflejado unos mercados que han reducido su hostilidad ante Grecia y con ella, el asedio especulativo al euro.
El caso griego es un caso único, en la medida en que ningún otro Estado ha presentado cuentas tan falsificadas y tan amenazadoras para la eurozona, pero las dimensiones del problema y su potencial extrapolación a otros países exigen que la respuesta sea ejemplar.
Rehn considera que la Unión tiene tres desafíos a los que corresponden tres marcos temporales de respuesta. Resolver el caso griego es lo urgente y el comisario cree que está encarrilado, porque Grecia ha hecho su trabajo y en caso de necesidad hay mecanismos de acción preparados.
A medio plazo se impone una vigilancia presupuestaria más rigurosa. "Vamos a hacer propuestas para el Ecofín de abril en Madrid, con idea de incrementar la coordinación de las políticas económicas", dice Rehn. "Hasta ahora las valoraciones se hacían con proyecciones en vez de pensar en las orientaciones de las políticas fiscales y monetarias".
"No hay que inventar la rueda", añade el responsable de Asuntos Económicos, para el que bastaría con "aprovechar los instrumentos de actuación que ofrece el Tratado de Lisboa para tomar medidas que eviten que se repitan casos como el de Grecia"
Al comisario le preocupan los desequilibrios entre los países que comparten la moneda única, de los que se han derivado los actuales desajustes, más acentuados en los países del sur de la Unión. "Como no podemos tener 16 alemanias, 16 países con superávit, tenemos que afrontar los desequilibrios", dice. La medicina es potenciar la demanda interna, un impulso que depende de las políticas nacionales.
El comisario observa con interés la idea de crear un Fondo Monetario Europeo (FME), aunque hace notar que requeriría cambios en el Tratado de Maastricht (hoy integrado en Lisboa) que creó la Unión Económica y Monetaria. Evita pronunciarse sobre el fondo, aunque la Comisión ven con buenos ojos la existencia de un FME que ofrezca apoyo a un Estado en situación delicada, emparejado con un paquete de medidas estrictas para disuadir desmanes. "La Comisión es demasiado política para hacer cumplir sus normas, es mejor subcontratar su cumplimiento en un organismo independiente", comentan fuentes comunitarias.
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