El IPC se descongela
Una inflación anual inferior a la prevista aumenta el poder adquisitivo de las pensiones
Tras ocho meses con la tasa interanual del índice de precios al consumo en negativo, el indicador cerró noviembre con un aumento anual de tres décimas. El Gobierno se ha apresurado a dar por conjurada cualquier amenaza de deflación. El dato de noviembre es, por otro lado, especialmente importante por ser la referencia para la revalorización de las pensiones.
En realidad, la subida del índice de precios en noviembre responde básicamente a la evolución del petróleo. Las bruscas caídas de la cotización del crudo de finales de 2008 no se han repetido este año, con lo que la tasa interanual ha subido un punto el mes pasado y volverá a hacerlo en diciembre. En cambio, pocos datos abonan la tesis, jaleada ayer atrevidamente por algún miembro del Ejecutivo, de que en el repunte esté influyendo una supuesta recuperación de la economía. La inflación subyacente mejora sólo una décima y sigue estancada en zona de mínimos históricos (el 0,2%). De hecho, sería negativa de no ser por el efecto de la subida de impuestos sobre el precio del tabaco.
Aunque la debilidad de la demanda se siga dejando sentir, es cierto que se ha evitado que se instalen expectativas de deflación en el conjunto de la economía. Éstas sólo son patentes en el mercado inmobiliario, donde el ajuste está lejos de terminar, como se encargaba ayer de subrayar el Servicios de Estudios del BBVA.
En el resto de la economía, y más allá de las oscilaciones derivadas de los precios del petróleo, lo que cabe esperar son unos años de inflación baja, lo que forma también parte del ajuste necesario de la economía española. Eso es algo a tener en cuenta por los agentes sociales en la negociación colectiva.
En España se da la paradoja de que con el déficit público desbordado y una deuda que crece hasta el punto de despertar la preocupación de los inversores, las retribuciones que dependen de los Presupuestos han ganado poder adquisitivo durante la crisis. Los funcionarios públicos, con sus empleos protegidos y subidas de la retribución superiores al 3%, ganaron más de un punto en 2008 que serán más de dos puntos este año. En cuanto a los pensionistas, la subida del 2% de 2009 les ha permitido ganar entre 1,7 y 6 puntos, que se consolidan en un sistema necesitado de reformas (las cuales, de un modo u otro, suponen un recorte del gasto total) para su viabilidad a largo plazo.
Las medidas de relativa austeridad (la subida nominal es baja, pero se garantiza el poder adquisitivo) en pensiones y sueldos de los funcionarios que prevén los Presupuestos para 2010 llegan con un año de retraso. El error de diagnóstico y de previsión del Gobierno ante 2009, ha salido caro a las cuentas públicas. Sin embargo, con unas pensiones en general muy modestas, no parece razonable seguir la pauta sugerida en su momento por el Banco de España de ajustarlas a la baja cuando crecen más que los precios, del mismo modo que se compensan al alza cuando crecen menos.
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