Reglas para los paraísos y los sueldos
La reforma de la regulación de las finanzas internacionales recibió un empujón enorme la semana pasada, con el plan anunciado por EE UU para introducir cambios drásticos en su propio sistema. Una iniciativa que coincide con las reivindicaciones de los países europeos. Y, por tanto, están ya en el borrador que manejan las delegaciones: colegios de supervisores internacionales para las grandes entidades, más requisitos de capital para los bancos cuando las economías salgan de la crisis, exigencia de provisiones crecientes cuando el nivel de crédito sea alto y, sobre todo, eliminación de cualquier frontera a la regulación, lo que incluye a fondos de alto riesgo (los hedge funds) o paraísos fiscales.
El documento consagra el nuevo papel que quiere dar el G-20 al Foro de Estabilidad Financiera, que se convertirá en comité para guiar la regulación internacional. También aboga por una reforma profunda del Fondo Monetario Internacional (FMI), que reforzará su labor de vigilancia y quedará como evaluador final de las políticas económicas y financieras de cada país. El G-20 plantea crear un consejo ministerial en el FMI para dar más peso político a las recomendaciones de esta institución.
El detalle de los avances de la regulación no se recoge en este documento, pero sí que habrá lista negra de paraísos fiscales que no colaboren. Y también, sanciones. Sobre si es necesario algún tipo de control de las compensaciones de los ejecutivos del sector se dice poco. España propugnaba someter a supervisión el esquema de las retribuciones para evitar una toma de decisiones arriesgada. De la propuesta española final se ha caído la reclamación de una publicación individualizada de los sueldos. "Se trata de buscar lo que nos une, no tomaremos decisiones unilaterales", explicó ayer el secretario de Estado de Economía, David Vegara.
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