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Los conflictivos congresos del PP

Daniel Sirera, vencedor involuntario

De color de rosa en el congreso del PP catalán sólo había ayer la moqueta. Hubo sospechas y miraditas entre los compromisarios a medida que se acercaba el momento de presentar los avales de las candidatas a presidenta, y luego, a la hora de votarlas. "¿Tú qué vas a votar?", le decía una elegante señora repleta de laca a un señor de bigote pertrechado con blazer azul y pantalones chinos. El del mostacho se encogía de hombros resignado: "Llevamos diez años con los mismos, estoy harto". Planeaba la sombra de la abstención. "Hay que votar correctamente, ¡eh!, todos con Alberto ", exhortaba otro caballero repeinado.

También hubo tensión. Una señora, rojigualda en mano, le gritaba a las cámaras: "¡Alberto, me has engañado! ¡Yo a muerte con Nebrera!". E indignación entre los compromisarios: "Estamos un poco hartos de que nos tomen el pelo", apuntaba una militante de Lleida.

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"Partido de corrillos"

El presidente saliente, Daniel Sirera, dijo que había que terminar con el partido "de los corrillos". Pero ayer había más que nunca. Sirera fue uno de los vencedores -involuntario, eso sí- del cónclave. Tuvo que soportar que varias compromisarias le espetaran que les había decepcionado por haberse unido a la candidatura oficialista. Pero en las filas de atrás del plenario, bastión de los abucheos a Ana Mato y a Jorge Fernández, se podía escuchar: "A partir de ahora, yo me hago sirerista, a este tío se lo han cargado desde Génova y ya está bien". A Sirera le queda el grupo del PP en el Parlamento catalán y los que están contra las ingerencias de Madrid.

Había dos obsesiones ayer entre los congresistas. Los seguidores de Fernández Díaz sostenían que la cla de Nebrera "se estaba cargando el congreso". La otra obsesión era quién debía hablar primero: Nebrera o Sánchez-Camacho. La moneda decidió que cerrara la candidata de Génova, Sánchez-Camacho.

En las ponencias, pocos sobresaltos. En la política, se constató que las ideas del PP son "invencibles". Y en la de estatutos se decidió que la presidenta del partido no será automáticamente candidata a la Generalitat, como se decidió a nivel nacional en Valencia. El candidato lo refrendará el comité electoral catalán. No prosperó una enmienda para cambiar el nombre de la formación por el de Partit Popular Català.

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