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Reportaje:

Las porcelanas de Lladró rompen la unidad familiar

Los tres fundadores de la firma valenciana reordenan la propiedad para agilizar la gestión

Juan, José y Vicente Lladró fundaron en 1953 en torno a un pequeño taller cerámico en la localidad valenciana de Almàssera la empresa titular de la que sigue siendo la primera marca española por proyección internacional. Las pálidas y alargadas figuras de porcelana de Lladró se convirtieron en un auténtico icono de cierto gusto y su éxito fue fulgurante. Pero el 11 de septiembre de 2001 se quebró el milagro. Y esta semana, la unidad familiar. El hermano mayor, Juan, asume la mayoría de la división de porcelanas y joyería del grupo Lladró para agilizar la gestión.

Lladró registró pérdidas en 2002 por primera vez en su historia, las arrastra desde entonces y aspira a recuperar el equilibrio al fin de 2007

Lladró es una empresa familiar atípica. Nunca estuvo claro quién era el cabeza de familia y la segunda generación no está representada por hermanos, sino por primos. Pero Juan Lladró, el mayor de los tres fundadores, ha optado por asumir el liderazgo 54 años después del nacimiento de la empresa.

El pequeño taller cerámico de Almàssera creció hasta convertirse en una enorme factoría en Tavernes Blanques, junto a la ciudad de Valencia, donde llegaron a trabajar cerca de dos mil operarios dedicados a fabricar figuras de porcelana.

Durante décadas, Juan, José y Vicente Lladró se turnaron como responsables de la firma. El volumen de los ingresos que generaban las figuras de porcelana les permitió ejercer de forma patriarcal como patrones mientras acumulaban un impresionante patrimonio.

La colección privada de pintura que exhibe el Museo Lladró es una de las pinacotecas privadas más importantes de España. El pequeño taller que compartían los tres hermanos fundadores se llama ahora Sodigei (Sociedad de Desarrollo Industrial y Gestión de Inversiones) y tiene tres bloques. Las figuras de porcelana y la marca de joyería Carrera & Carrera forman Lladró Comercial. Las inversiones inmobiliarias de la familia se agrupan en la firma Rosal. Y las participaciones empresariales, en su mayoría estrictamente financieras, están concentradas en Zabor.

El acuerdo alcanzado esta semana "por las tres ramas de la familia" atribuye a "la familia de Juan Lladró la dirección y la mayoría del capital de Lladró Comercial", según la escueta nota remitida por la firma.

La mención a la familia no es gratuita, puesto que, de hecho, los tres hermanos fundadores, nacidos entre 1926 y 1933, se jubilaron en septiembre de 2003. Tres meses antes y, por primera vez en su historia, Lladró Comercial había cerrado con pérdidas las cuentas de 2002. Las ventas de figuras de porcelana en 23 tiendas propias y cerca de cuatro mil puntos de venta oficiales distribuidos en 123 países de todo el mundo generaron unos ingresos de 160 millones de euros. El calibre de las pérdidas nunca se ha hecho público. Pero se arrastran desde entonces.

La inmensa mayoría de las ventas de Lladró en todo el mundo, en torno al 90%, se cerraban en dólares. La restricción del comercio mundial posterior al 11-S afectó, en primer lugar, a los productos de lujo. Y como paradigma, a las porcelanas de Lladró.

Rosa Lladró Sala, la hija mayor de Juan, preside Lladró Comercial desde entonces. El mismo año, su prima Rosa María Lladró Castelló, hija de José, optó por desvincularse del grupo familiar.

Los empleados de la factoría de Tavernes Blanques trabajan cuatro días a la semana desde 2004. El acuerdo pretendía aliviar los almacenes, pero la reducción de jornada aumenta la productividad.

La familia fichó a Alain Viot , un ejecutivo vinculado al Grupo Richemont, como consejero delegado de Lladró Comercial en 2004. Richemont es titular de firmas como Cartier, Piaget o Montblanc. Viot trazó un plan para reflotar el negocio de figuras de porcelana a cuatro años vista. Lladró Comercial facturó en torno a 130 millones de euros tanto en 2004 como en 2005. Todavía no se han presentado los resultados de 2006, pero el equilibrio está previsto al cierre de 2007.

Viot intenta captar a los hijos de los primeros clientes de Lladró con diseños y líneas más actuales. Busca mercados en China -una estrategia que explica el patrocinio del equipo de regatas chino que participó en la disputa entre aspirantes a la Copa del América- o la India. Sugiere que la marca Lladró podría extenderse a otros productos... Pero cada paso requería hasta la fecha un acuerdo entre primos que no siempre resultaba fácil. Los trabajadores han sido los primeros en aplaudir la decisión.

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