Los socialistas piden votar a Chirac para 'reconstruir la izquierda'
El líder del PS asegura que las legislativas aún no están perdidas tras la derrota del 21 de abril
La consigna del nuevo líder de los socialistas franceses, François Hollande, es clara: 'Tenemos que votar a Chirac el domingo próximo'. Ésta es la condición indispensable 'para que la izquierda pueda rehacerse', frente a una derecha que aprovechará la peana de Jacques Chirac, construida entre un gran abanico de fuerzas democráticas, para aplastar con ella a la izquierda en las legislativas de junio.
Traumatizados por el desastre electoral del 21 de abril, los jefes del Partido Socialista han enterrado provisionalmente sus hachas de guerra para alinearse tras Hollande, que ha visto reconocida su legitimidad para conducir la campaña de las legislativas.
'Este proceso electoral no se ha terminado', aseguró el dirigente socialista a un grupo de corresponsales extranjeros en París. 'El electrochoque del 21 de abril no será inútil, porque Chirac será elegido presidente no por lo que él representa ni por su programa, sino para evitar el peligro de la extrema derecha'. Cuanto más bajo sea el nivel de votación a Le Pen, más se notará el peso de los votos de la izquierda. Hollande mantiene contactos con todas las fuerzas de la izquierda plural para intentar candidaturas únicas, que, de momento,Jean-Pierre Chevènement rechaza.
'¿Será posible que el partido de la derecha, que obtuvo menos del 20% de los votos en la primera vuelta, se quede ahora con todo el poder?', se pregunta Hollande. La campaña socialista para las legislativas no será un borrón y cuenta nueva respecto a la gestión desarrollada por el Gobierno de Lionel Jospin, aunque se destacarán aspectos apenas enfatizados antes de la primera vuelta: Europa ocupará un espacio importante y otro eje será la defensa de la 'eficacia del servicio público' y la 'solidaridad en una sociedad corporativista'.
El primer secretario de los socialistas descarta toda hipótesis de gobierno de coalición entre izquierda y derecha, pero no la posibilidad de una nueva cohabitación, que sería distinta a la de estos cinco años, porque 'nosotros vamos a votar por Chirac para presidente. Es una situación muy diferente'. François Hollande califica de 'especulación sin sentido' el rumor de que la izquierda pediría la dimisión de Chirac en caso de victoria en las legislativas.
Este nuevo líder cumplirá 48 años dentro de unos meses: tiene tiempo por delante para construir una carrera política, siempre que no se produzca otra derrota espectacular en las legislativas, que sin duda abriría una crisis profunda entre los Dominique Strauss-Kahn, Laurent Fabius, Martine Aubry, Henri Emmanuelli y otras figuras destacadas. Al único que no se espera es a Jospin. 'Conociéndole, una vez anunciada su renuncia a la vida política no dará marcha atrás', asegura.
Según Hollande, el primer ministro saliente fue candidato a la presidencia 'en un contexto internacional dramático, que en parte ha recaído sobre nuestro suelo nacional, con los actos antisemitas que se produjeron como reacción a la tragedia de Oriente Próximo. A esto se añaden un entorno económico menos brillante, el encadenamiento de sucesos trágicos en Francia en medio de la campaña electoral y la dispersión de candidaturas'. Acepta que se cometió el error de plantear la campaña de la primera vuelta dando por hecho que era un trámite para la segunda, y que se subestimaron las condiciones en que viven algunos sectores populares. Añade que el resultado de Le Pen sorprendió a la dirección del PS: 'Le Pen no se dejó ver durante la campaña', explica el líder socialista. 'Al principio dejó ver que no tenía firmas suficientes para presentarse a las elecciones y después uso el tema de la inseguridad, que Chirac había preparado. Tampoco fanfarroneó sobre sus posibilidades para la segunda vuelta hasta los últimos días de la campaña, porque hacía falta que surgiera por sorpresa para conseguir el resultado electoral que ha logrado'.
Le Pen horroriza a la patronal
Medef, la principal organización patronal de Francia, rompió ayer el silencio de los medios económicos. Una rotunda declaración de su presidente, Ernest-Antoine Seillière, sobre la catarata de males que anegarán al país en caso de victoria de Le Pen, sorprendió ayer a una opinión que recuerda los cuatro años de campaña sostenidos contra el Gobierno de izquierda. Seillière deja clara su preferencia por Chirac -sin pedir expresamente el voto para él- asegurando que 'el programa presentado a los electores por Le Pen provocaría una profunda regresión económica, una fuerte subida del paro, una crisis financiera sin precedentes, un empuje inflacionista, un empobrecimiento de todos, tensiones sociales explosivas'. El líder de la patronal califica de 'aberrante' el intento de sacar a Francia de la UE y desea que 'el presidente nuevamente elegido pueda formar el Gobierno de su elección'. El economista Jean-Paul Fitoussi es uno de los escasos especialistas en macroeconomía que ha analizado públicamente el programa de Le Pen, asegurando que la construcción europea ha permitido a Francia ganar mercados y contener la inflación que durante tantos años había recortado los ingresos de los franceses. Michel Pébereau, presidente de BNP Paribas, o Maurice Lévy, presidente de Publicis, forman parte del escaso grupo de empresarios que se ha pronunciado hasta ahora por un voto que cierre el paso a Le Pen.
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