Disparos al aire en el partido de fútbol de la amistad en Kabul
Los tiros fueron de bala en el partido de fútbol disputado ayer en Kabul entre un equipo de jugadores afganos y otro formado por soldados de las fuerzas extranjeras destinadas en la capital afgana bajo mandato de la ONU. La nueva policía afgana se tuvo que emplear a fondo para contener a los 15.000 hinchas que intentaban entrar a toda costa en un estadio con un aforo de 26.000 personas donde ya se apiñaban 30.000. La policía realizó disparos al aire, arrojó bombas de humo y repartió bastonazos a diestro y siniestro a los hooligans hasta que se hizo con el control de la situación.
El resultado, 18 afganos heridos leves y una jornada caótica para lo que fue bautizado como el 'partido de la amistad' y planeado como un ejemplo de la normalidad y la estabilidad recobrada por el país. Pero el partido se jugó, con 30 minutos de retraso, de cabo a rabo, sin las interrupciones para rezos, ejecuciones y amputaciones que imponía hasta hace muy poco la tradición talibán.
El encuentro comenzó con la multitud aplaudiendo a rabiar durante el izado de la bandera negra, roja y verde de Afganistán, al tiempo que sonaba el himno nacional y eran soltadas una docena de palomas blancas.
Derrota afgana 3 a 1
El Kabul United se adelantó en el marcador al cuarto de hora con un gol de chilena que el delantero Sayed Tahir empalmó en el borde del área. Poco duró la alegría. Enseguida el italiano Giacomo Ligouri empató con un remate desde corta distancia. Así se llegó al descanso, amenizado con la lluvia de piedras que arrojaban los frustrados hinchas que se habían quedado fuera sobre los espectadores. En la reanudación, los británicos Darren Mortimer y Mark Welsh dieron la victoria, 3-1, a las tropas internacionales y paso a la primera polémica futbolística del nuevo Kabul.
La selección de las tropas de paz, formada por 12 británicos, dos franceses y otros soldados de Italia, Alemania, España, Dinamarca y Holanda, eran los favoritos. Pero según el mánager del Southampton, Lawrie McMenemy, que viajó a Kabul acompañado por Gary Mabbutt, el legendario capitán diabético del Tottenham, para entrenar a los dos equipos, 'el resultado fue muy cruel porque perdió el mejor equipo'. El árbitro del encuentro también opinó. El colegiado de la primera división inglesa Peter Jones comentó: 'Un empate hubiera sido un resultado más justo. El partido se disputó con un espíritu excelente. Ha sido uno de los mejores días de mi vida'.
Los afganos abandonaron el estadio de Kabul añorando los viejos días de gloria de los años setenta, cuando la selección nacional se jactaba de sus victorias sobre Irán, India o Pakistán. Y contentos por haber visto un auténtico partido después de cinco años sin las imposiciones de los talibanes: jugadores con pantalón largo y silencio en las gradas.
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