Un conflicto interminable
Entre los conflictos endémicos del mundo, el de Cachemira se lleva la palma. Más de medio siglo de enfrentamientos, tres guerras abiertas entre India y Pakistán, dos de ellas estrictamente sobre Cachemira, y ahora un nuevo desafío entre dos países con armas nucleares y cientos de miles de soldados a ambos lados de la frontera.
Estos días, Lal Krishna Advani, ministro del Interior indio e ideólogo del hinduismo político, ha aumentado su tradicional artillería verbal: 'Esta batalla no es entre hindúes y musulmanes, es entre una sociedad civilizada y una sociedad sin civilizar; el terrorismo es barbarie, esto es terrorismo contra civilización'.
India responsabiliza a Pakistán del asalto del pasado día 13 contra la sede del Parlamento en Nueva Delhi, una acción suicida que costó 14 vidas, incluidas las de los cinco agresores. 'Todos eran paquistaníes. ¿No es prueba suficiente?', se preguntó el primer ministro, Atal Behari Vajpayee.
El general Pervez Musharraf ha condenado los ataques y ha negado que su Gobierno apoye o tenga control sobre los que llama 'luchadores por la libertad', una docena de agrupaciones islamistas tuteladas por sus servicios secretos, el ISI (Inter-Service Intelligence). Pakistán siempre ha negado los aspectos más comprometedores de esa relación simbiótica, que permite a los islamistas contar con el apoyo logístico y económico del Gobierno, y al régimen, hostigar sin descanso al gigantesco vecino.
Cachemira es el único Estado musulmán de India y teóricamente debería haber caído del lado paquistaní en la partición de 1947, cuando se decidió que los territorios musulmanes de la joya del imperio británico formarían un Estado independiente bajo el nombre de Pakistán, el país de los puros. El principado optó por la independencia y cuando Pakistán quiso absorberlo por la fuerza, el príncipe hindú pidió ayuda a Nehru y la integración en India. La primera guerra concluyó a principios de 1949, con el compromiso de celebrar un referéndum de autodeterminación. En vez de consulta ha habido dos guerras más (1965, 1971) y, desde hace doce años, otra 'guerra de armas cortas' que ha costado entre 30.000 y 80.000 vidas. Ocasionalmente, los estallidos movilizan mayores arsenales, como ocurre ahora, de dos países con bombas atómicas.
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