El FBI amplía la investigación del ántrax a laboratorios estatales
La pista de los ataques bioterroristas conduce a un científico relacionado con grupos ultras
El FBI ha ampliado la investigación sobre los casos de contagio por ántrax maligno (carbunco) a los laboratorios del Gobierno, confirmando así la teoría de que los ataques bioterroristas que han matado a cinco personas en EE UU pudieron ser obra de un extremista norteamericano. Pero desde que se conocieron los primeros afectados, a principios de octubre, el FBI no ha conseguido ni una sola pista fiable sobre el autor o autores de estos ataques.
El nuevo giro de la investigación concuerda con el retrato robot que los investigadores hicieron público hace unas semanas sobre la identidad de la persona que escribió tres de las cuatro cartas contaminadas con ántrax, por ahora las únicas pruebas materiales de los casos de contagio. Describieron entonces a un sujeto solitario con suficientes conocimientos científicos y acceso a material clasificado como para condensar las esporas de carbunco en un arma muy letal.
Según aseguraba ayer The New York Times, el FBI ha llevado sus pesquisas hasta el laboratorio de Fort Detrick, en Maryland, el histórico complejo militar donde se centra toda la investigación sobre guerra bacteriológica. Allí se encuentran grandes cantidades de ántrax tipo Aimes, una variedad que se descubrió hace 20 años en Iowa y que coincide con el ya detectado.La investigación parece considerar muy seriamente que el autor de estos ataques pudo ser un científico quizás relacionado con milicias extremistas norteamericanas.
El FBI afirma, sin embargo, que no ha descartado la idea de que Al Qaeda sea responsable de los casos de ántrax. Le queda mucho por averiguar. Hasta ahora ha sido incapaz de determinar cómo se contagiaron las dos últimas víctimas mortales, una empleada de un hospital de Nueva York y una anciana de Connecticut.
Mientras tanto, el Senado, donde se recibieron dos de las cartas infectadas, trata de volver a la normalidad. Este fin de semana se terminaron las labores de fumigación con dióxido de cloro en los despachos afectados para eliminar cualquier rastro de ántrax.
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