El frente de Kandahar se estanca y el mulá Omar llama de nuevo a resistir
Un millar de 'marines' se concentra en la búsqueda de Osama Bin Laden
A pesar de los incesantes bombardeos norteamericanos que acosan la ciudad de Kandahar desde hace una semana, los talibanes no están dispuestos a tirar la toalla. Una vez más, un alto mando, en esta ocasión el propio líder, el mulá Omar, ha vuelto a llamar a la lucha para defender el islam. 'Debemos luchar hasta el último aliento', declaró ayer el jefe espiritual de los talibanes por radio.De momento, no se han registrado deserciones en sus filas y los mil marines de Estados Unidos desplegados en la zona no parecen haberse acercado a Kandahar.
Para demostrar que siguen más firmes que nunca, los talibanes quemaron hace dos días aparatos de música, casetes y discos compactos en el mismo estadio de fútbol donde otras veces se colgaba del larguero de las porterías a los condenados. Y por si no bastaran esas muestras de reafirmación, Abdul Salam Zaeef, ex embajador de los talibanes en Pakistán, declaró ayer a la agencia Afghan Islamic Press (AIP)que los jefes talibanes 'prefieren antes la muerte que la humillación' y han dado la orden 'de defender Kandahar hasta el último hombre'.
Ayer, el comandante talibán de Asuntos Fronterizos, Maulvi Aminullah, declaró a la prensa local que en unas escaramuzas de los talibanes contra los marines, cinco de éstos habían resultado muertos y ocho talibanes 'abrazaron el martirio'. No hubo confirmación independiente de esas cifras.
A pesar de que el secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, subrayó ayer que las fuerzas de la coalición continúan ejerciendo presión sobre los talibanes y sobre Al Qaeda alrededor de Kandahar, y que eso sin duda 'dará resultados', hasta ahora éstos no parecen haberse producido.
Unos días, los jefes tribales pastunes afirman que han conquistado el pueblo de Taktapul, en la carretera de Kandahar a Pakistán. Y otros días los talibanes afirman que lo han vuelto a ganar. Y, ciertamente, los comerciantes que llegan por la carretera de Kandahar, unos días afirman que ha sido cortada a la altura de Taktapul y otros días declaran que han pasado con sus coches tranquilamente. Pero Taktapul se encuentra a casi una hora en coche de Kandahar. Por tanto, el feudo de los talibanes queda aún bastante alejado de donde se encuentran las tropas de los jefes pastunes.
De acuerdo con un portavoz de Gul Aagha, un jefe pastún antiguo gobernador de Kandahar, sus combatientes estaban situados al sur del aeropuerto de la ciudad, pero no tenían planes de avanzar. Tampoco por parte de EE UU parece que se les haya invitado a lanzar un asalto masivo contra la ciudad.
Un portavoz militar norteamericano, el general Pater Pace, explicó la aparente parálisis de los jefes pastunes afirmando que éstos estaban más ocupados en las negociaciones que se desarrollan en Bonn sobre el futuro de Afganistán que en la lucha. Por parte de EE UU hay que tener en cuenta que la misión fundamental de los marines desplazados a la zona es capturar a Osama Bin Laden y evitar que huya el mulá Omar, en caso de que ambos continúen en Kandahar.
Por tanto, la ciudad donde se inició la revuelta de los talibanes, en 1994, sólo parece estar de momento al alcance de las bombas de los aviones norteamericanos.
Y los grandes bombarderos, aún están al alcance de los integristas afganos, si han de creerse las declaraciones de altos oficiales talibanes, quienes aseguraron ayer haber derribado un bombardero de Estados Unidos, aunque una vez más, no aportaron ninguna prueba.
La agencia AIP, afín a los talibanes, también informó de que al menos treinta civiles resultaron muertos cuando aviones estadounidenses bombardearon una carretera cerca de Kandahar. Según la agencia, cinco autobuses, un coche y cuatro tractores fueron el blanco de los ataques. Los vehículos circulaban por la carretera que une Kandahar con la población de Spin Boldak, próxima a la frontera paquistaní. De nuevo, esta información tampoco fue confirmada por otras fuentes.
Ahmad Karzay, el hermano de Hamid Kirzai, líder pastún que lucha contra los talibanes al norte de Kandahar, declaró el pasado lunes a este periódico que dentro de cuatro días iba a haber grandes cambios en Kandahar. Sin embargo, ha pasado una semana y la ciudad continúa en manos de los talibanes.
Por otra parte, el periodista canadiense Ken Hechtman, secuestrado el pasado martes en la provincia de Kandahar, fue liberado anoche. Hechtman, de 32 años y que trabajaba para el Montreal Mirror, fue retenido en la población de Spin Boldak pero aún no se sabe si fue hecho prisionero por los talibanes o por simples bandidos.
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