_
_
_
_

Un líder antitalibán organiza la rebelión de las tribus en el sur de Afganistán

Los talibanes aseguran que han capturado a 25 hombres de Karzai y que los ahorcarán

Ángeles Espinosa

Su familia afirma que está a salvo, pero Hamid Karzai estuvo a punto de convertirse ayer en otro Abdul Haq. Karzai, un destacado exiliado monárquico, regresó a Afganistán el 8 octubre, al día siguiente de que se iniciaran los bombardeos norteamericanos, para intentar ganarse el apoyo de otros líderes tribales pastunes. Los talibanes le encontraron el jueves por la noche en la provincia de Oruzgan y aseguran haber detenido a 25 de sus hombres, a quienes ejecutarán en la horca. Haq fue ejecutado hace una semana pocas horas después de su detención.

Más información
Peres y Arafat dialogan en Mallorca sobre la Intifada
Tayikistán autoriza a EE UU el uso de sus bases contra los talibanes
Historia:: 50 etnias se enfrentan en Afganistán
La clave está en la rebelión
Peligro de deserción
'Cualquiera que ayude a EE UU se arriesga a ser castigado'
La oposición afgana conquista un distrito gracias al cambio de bando de 800 talibanes
El Ejército de Estados Unidos se estanca en Afganistán
La oposición reconoce la reconquista por los talibanes de parte de un distrito clave
EE UU atacará en el Ramadán pese a la petición de Musharraf

'No es cierto que hayan detenido a ninguno de los suyos', declaró ayer a este diario su hermano Ahmed Wali Karzai, por teléfono desde Quetta. 'Hablamos con él anoche y nos contó que habían tenido problemas con un grupo de soldados talibanes; hubo un intercambio de disparos y uno de los hombres que le acompañan resultó ligeramente herido', añadió desmintiendo la detención de 25 seguidores que anunciaron fuentes talibanes.

La agencia AIP (próxima a los talibanes) había asegurado con anterioridad que los más destacados de entre ellos serían ejecutados en Kandahar. El incidente se produjo en las proximidades de Deh Rawod, a unos 120 kilómetros al norte de esa ciudad afgana y dentro de la provincia de Oruzgan, un terreno montañoso y de muy difícil acceso. De ahí que un portavoz talibán sugiriera que habían sido transportados a la zona por helicópteros estadounidenses.

El propio Hamid Karzai habló con la BBC por teléfono satélite en la madrugada de ayer, después del enfrentamiento. Relató que él y sus tropas habían sido rodeados por fuerzas talibanes, pero que habían logrado librarse de ellos. El político afgano dijo que su objetivo era 'ganarse el apoyo de los líderes tribales pastunes' para sustituir al régimen talibán por un Gobierno de transición bajo la égida del ex rey afgano Mohamed Zahir Shah. The Washington Post informaba ayer de que Karzai ha reivindicado el control de parte de la provincia de Oruzgan, al sur de Afganistán, y que en el choque con los soldados talibanes él había capturado a 12 de ellos.

Karzai, de 46 años, es un destacado dirigente pastún de la tribu de los popalzai y pertenece al mismo clan que el ex monarca. Fue viceministro de Asuntos Exteriores en el Gobierno que siguió a la salida de las tropas soviéticas de Afganistán, en 1992. Inicialmente respaldó a los talibanes frente al desorden y las luchas intestinas de los muyahidin.

Sin embargo, a partir de que tomaran Kabul, se distanció de sus políticas y se exilió en Quetta, donde se ha convertido en uno des sus críticos más activos. 'Hamid Karzai y sus compinches huyeron a las montañas y dos de ellos resultaron muertos en el ataque', aseguró un portavoz de los talibanes citado por la agencia AIP. 'También nos hicimos con 600 armas nuevas que habían sido lanzadas sobre la zona por helicópteros norteamericanos que también nos atacaron durante la operación', añadió, antes de anunciar que intentaban dar captura al resto de la partida.

Desde la captura y ejecución del comandante muyahid Abdul Haq el pasado 26 de octubre, fuentes de la oposición afgana en Pakistán venían expresando su preocupación por la suerte de Karzai, a quien los talibanes sabían dentro de su territorio. 'Sabemos que hay dos traidores, a uno le hemos localizado y al otro le estamos buscando', confesó esa mañana un alto funcionario talibán a un diplomático árabe destacado en Islamabad.

El jefe de los servicios secretos de los talibanes, Qari Ahmedullah, lanzó entonces una advertencia a los monárquicos afganos. 'Aconsejamos a los seguidores de Zahir Shah que no intenten entrar en Afganistán y que abandonen sus infames motivos. Si no es así, se enfrentarán a consecuencias peligrosas', dijo Ahmedullah.

La asamblea de ulemas de Afganistán dictaminó, al inicio de la campaña militar norteamericana, que todo aquel que ayudara a EE UU era un traidor y debía ser ejecutado.

Un grupo de combatientes talibanes, en el bazar de Kandahar.
Un grupo de combatientes talibanes, en el bazar de Kandahar.REUTERS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_