Sharon se resiste a las presiones internacionales

El primer ministro israelí, Ariel Sharon, convocó ayer con carácter de urgencia una reunión de su gabinete de seguridad para examinar un único punto del orden del día: el fin de la ocupación militar de las ciudades palestinas de Cisjordania, que se inició hace una semana en castigo por el asesinato del ministro de Turismo, Rehavam Zeevi.

La convocatoria de esta reunión extraordinaria es el fruto directo de las presiones de la comunidad internacional, que, encabezadas por Estados Unidos y la Unión Europea, exigen de manera tajante a Sharon el repliegue inmediato y sin más dilaciones. Las llamadas al orden impartidas desde Washington por el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, se han visto apoyadas desde la propia región por el jefe de la diplomacia europea, Javier Solana, que ha prolongado su estancia en la zona.

La reunión del gabinete de seguridad israelí se anunciaba agitada, según se aseguraba en círculos políticos. Los ministros laboristas Simon Peres y Ben Eliezer propugnan, cada uno a su manera, un repliegue de las tropas. Ante ellos se encuentra un frente de ministros ultraconservadores y radicales religiosos que propugnan continuar a ultranza con la ocupación.

Retirada escalonadaLa situación permite a Sharon colocarse en medio de la polémica y propugnar una posición ecléctica y falsamente moderada: 'Saldremos de manera escalonada, a media que cumplamos con nuestra misión'.

Mientras tanto, los frentes de combate siguen abiertos en las ciudades de Cisjordania ocupadas por las tropas israelíes. Tres palestinos murieron ayer en Belén; dos por disparos del Ejército, el tercero en un nuevo episodio de guerra sucia en el centro de la población. En Tulkarem se registraron un muerto y varios heridos como consecuencia de un intercambio de disparos entre la milicia palestina y soldados israelíes en los alrededores de un campo de refugiados.