EE UU podrá detener a extranjeros siete días sin cargos

Congresistas y senadores han conseguido ponerse de acuerdo para legislar contra el terrorismo. El Senado de EE UU aceptará que las nuevas medidas antiterroristas sólo estén en vigor los próximos cuatro años y, a cambio, la Cámara de Representantes accederá a que la normativa incluya disposiciones contra el lavado de dinero. Con el Capitolio parcialmente cerrado por el miedo al ántrax, los congresistas han cerrado un pacto legislativo que puede permitir la aprobación final de la ley la próxima semana.

El problema radica en que las nuevas leyes pueden provocar una erosión irrecuperable en el grado de libertades civiles de la sociedad. Algunas de las medidas más controvertidas permiten, por ejemplo, detener a un extranjero durante siete días como medida preventiva sin tener que presentar cargos contra él si existe una mínima sospecha de su vinculación terrorista.

También se permite a las fuerzas de seguridad pinchar teléfonos o cuentas de Internet asociadas a un supuesto terrorista sin tener que lograr una orden judicial para cada uno de los números; un solo permiso judicial permitirá pinchar todos los teléfonos que el terrorista pudiera utilizar. Semejante grado de generalidad capacita a la policía para interceptar conversaciones de ciudadanos íntegramente inocentes.

Otras disposiciones cuentan con un apoyo unánime, como la propuesta de endurecer las penas por actividades terroristas o por lavado de dinero vinculado a estas organizaciones. También se impulsa la cooperación entre las diferentes agencias de investigación del país.

Batalla contra el blanqueoLa lucha contra el lavado de dinero es el segundo gran bloque de las medidas contra el terrorismo. Las nuevas leyes permitirán presionar con sanciones a los bancos que acepten transacciones con entidades oscuras, los llamados bancos sin papel. Al mismo tiempo, el Departamento del Tesoro podrá sancionar a los paraísos fiscales que se nieguen a cooperar con el FBI en las investigaciones de lavado de dinero; el Gobierno podrá bloquear las transacciones de los bancos estadounidenses con esos países.

El ala más conservadora de la Cámara de Representantes, presionada por el peso político del lobby bancario, pretendía conseguir que la nueva ley antiterrorista no incluyera referencias al lavado de dinero. Una sutil pero significativa modificación en la propuesta eliminó el inconveniente.

No obstante, la ley cuenta con reticencias en el sector financiero.Grupos inversores como JP Morgan, entidades como Citigroup e incluso la Asociación de Bancos de EE UU tratan de que la supervisión de sus actividades dependa del Departamento del Tesoro en vez de verse sometidos a una ley. La Cámara de Representantes aprobó la ley contra el lavado de dinero separada de la nueva ley antiterrorista, pero aceptaron que los textos vayan unidos cuando la legislación entre en la fase final del proceso. Los bancos no quieren parecer poco patrióticos en una situación como ésta, pero temen que las nuevas leyes conviertan a los banqueros en policías financieros.

Intensas negociacionesLa aprobación de la ley ha requerido la cesión de congresistas y senadores en sus algunas pretensiones iniciales. Con los retoques necesarios para la unanimidad, ambas cámaras cerraron un acuerdo el miércoles por la noche que permitirá avanzar en el proceso y tratar de que el texto llegue a la Casa Blanca antes de que termine la semana próxima.

Para conseguir la aprobación, se cayó del texto final una medida que pretendía prohibir el juego y las apuestas a través de Internet. El FBI mantiene que las casas de juego en el ciberespacio han creado un nuevo laberinto perfecto para el lavado de dinero; la propuesta se eliminó porque la mayoría republicana creyó excesivo prohibir las transacciones legales de apostadores.

Otra de las condiciones para lograr un acuerdo consistía en la caducidad de las medidas. El Senado ha aceptado que la normativa expire el último día de 2005, aunque puede renovarse si las circunstancias son todavía similares a las de este momento.

La legislación final no volverá al Capitolio hasta que regrese la normalidad a partir del martes, aunque la aparición de ántrax en la oficina de un senador puede retrasar el trámite dos semanas.