8 cooperantes y 2 periodistas siguen aún en Afganistán
Sólo los detenidos están contados. En un país sin estadísticas, sin verdadera Administración pública y lleno de feudos, nadie puede saber cuántos extranjeros viven en el Afganistán de los talibán. A los diez ciudadanos occidentales cuya presencia está constatada, hay que sumar varios miles de árabes afganos y, tal vez, un puñado de comandos, espías o aventureros.
Un portavoz de la embajada de los talibán en Islamabad aseguró desconocer el número de extranjeros que actualmente se hallan en su país. Esa legación diplomática no ha vuelto a dar visados desde que el domingo 16 de septiembre las autoridades talibán exigieron la salida de todos los extranjeros. A los paquistaníes, y a muchos otros musulmanes, no se les exige esa formalidad.
Los occidentales están localizados. Cuatro alemanes, dos australianos y dos estadounidenses (seis mujeres y dos hombres) se hallan en un centro de detención de Kabul. Fueron encarcelados en agosto bajo la acusación de predicar el cristianismo y están siendo juzgados. Todos trabajan para la organización Shelter Now.
Además hay dos periodistas. La británica Yvonne Ridley, detenida el viernes 28 por entrar ilegalmente en el país. El español de origen sirio Tayseer Alouny vive desde febrero del año pasado en la capital afgana, donde trabaja para la cadena árabe de televisión Al Yasira. Otros dos reporteros de esa cadena permanecen en Afganistán. Ambos tienen pasaporte marroquí.
Combatientes de la 'yihad'
Los árabes afganos constituyen un grupo más numeroso e impreciso. Se trata de voluntarios de antes y después de la yihad contra los soviéticos que se han unido a la milicia de los talibán. A pesar del nombre, no son sólo árabes, sino musulmanes que proceden de lugares tan dispares como Chechenia o Filipinas. Aunque la mayoría procede de Egipto, Arabia Saudí, Yemen y Sudán y forman parte de la Brigada 055, que financia Bin Laden. Su número varía. El especialista Ahmed Rashid calcula que son entre 3.000 y 4.000. Reciben refuerzos de los estudiantes paquistaníes de las escuelas coránicas.
Los infiltrados constituyen una categoría más difícil de probar. Pero, como las brujas, haberlos haylos. Y no han llegado tras los atentados. Un grupo de 150 especialistas norteamericanos se encontraba en la academia militar de Kabul antes de esa fecha. 'Después de dos años de interrupción de los programas de entrenamiento conjuntos, este año presionaron mucho para venir y pensamos que iban a hacer algo por lo del Cole o por los extranjeros detenidos; tengo la certeza de que están dentro', dijo a EL PAÍS una fuente cercana a los militares.
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