Pakistán dice no tener aún pruebas que impliquen a Bin Laden
La embajadora de Estados Unidos en Pakistán, Wendy Chamberlin, se reunió ayer con el presidente de ese país, general Pervez Musharraf. Hasta ahí, los hechos. Porque sobre el contenido hay diferencias. Según la Embajada norteamericana, Chamberlin presentó a Musharraf pruebas de la implicación de Osama Bin Laden en los atentados del pasado 11 de septiembre. Sin embargo, horas después de la entrevista, el portavoz de Exteriores aseguraba que aún no habían recibido tales pruebas.
'La embajadora Chamberlin se ha reunido con el presidente y le ha informado del estado de las investigaciones', declaró en su comparecencia diaria ante la prensa Riad Mohamed Khan, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores paquistaní. 'Aún tenemos que recibir pruebas detalladas relativas a las personas responsables de esos actos horrendos y de sus vínculos con Al Qaeda y Osama Bin Laden', dijo.
Sin embargo, según fuentes estadounidenses citadas por los medios informativos de ese país, gran parte de la hora y media que duró la reunión estuvo dedicada a compartir los datos que inculpan a Bin Laden. Musharraf y su ministro de Exteriores, Abdul Sattar, han manifestado que les gustaría conocer las pruebas contra Bin Laden.
Apoyo incondicional
El general Musharraf ofreció desde el principio a Washington el apoyo incondicional de su país en la campaña contra el terrorismo. Sin embargo, el presidente no puede dejar de lado la preocupación de los paquistaníes por las consecuencias de ese apoyo. Aunque quienes se oponen frontalmente a él (los extremistas islámicos) son, efectivamente, una minoría, está por ver el efecto que provocaría un eventual ataque militar a Afganistán. De ahí que Musharraf subraye que no se trata de una guerra contra el pueblo afgano y haya insistido en que, pase lo que pase, los soldados paquistaníes no pisarán suelo afgano. El presidente ha admitido haber garantizado a Estados Unidos compartir la información de sus servicios secretos, el uso del espacio aéreo (salvo algunos corredores) y apoyo logístico, pero insiste en que aún no se ha precisado cómo va a concretarse éste. Todos los analistas consultados coinciden en señalar que la presencia de tropas norteamericanas sería conflictiva.
De momento, ayer, los extremistas islámicos volvieron a hacerse oír. Esta vez fue en Quetta, una ciudad fronteriza del suroeste y muy vinculada familiarmente con Afganistán. Los seguidores del populista Jamiat-i Ulema Islam (JUI) organizaron una manifestación para recibir a su líder, Fazlur Rehman, que regresaba de una gira por todo el país para promocionar la oposición al apoyo a EE UU. En total hubo unos 2.000 participantes, en su mayoría yihadis, jóvenes radicales que se presentan voluntarios para luchar en Cachemira y salidos de las mismas escuelas coránicas en las que se formaron los talibán, con los que simpatizan.
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