España refuerza la seguridad en los aeropuertos más que en los aviones
La Unión Europea adoptará las primeras medidas conjuntas a partir del 15 de octubre
La tragedia del 11 de septiembre en Estados Unidos ha disparado las alarmas sobre la efectividad de las medidas de seguridad en el transporte y ha abierto un debate sobre si la vigilancia debe redoblarse en los aviones, como pretende EE UU, o en tierra, opción preferida por la UE. El Gobierno español apuesta por aumentar los controles en tierra y por ello ya ha duplicado la presencia policial en los aeropuertos, revisa la totalidad de los equipajes (en lugar de aleatoriamente) y ha eliminado los cuchillos de metal de las bandejas de comida de los vuelos que van a América.
El aumento de las medidas de seguridad se ha hecho evidente en los 47 aeropuertos españoles (por los que pasan al año 140 millones de pasajeros) desde el día siguiente a los atentados. La respuesta del Gobierno ha sido doble: ha incrementado el número de policías y guardias civiles en las instalaciones aéreas (incluso acompañados por perros) y prepara una concienzuda inspección de los equipajes.
Los presupuestos del Ministerio de Fomento para 2002 incluyen por primera vez una partida para la 'inspección del 100% del equipaje en [la] bodega [de los aviones]'. Y también se incluye una partida de 4,2 millones de euros (casi 700 millones de pesetas) para el Departamento de Infraestructuras y Situaciones de Crisis, dependiente de Presidencia del Gobierno.
El control se ha hecho más intenso en las entradas a las salas de embarque, donde ha sido afinada hasta el límite la capacidad de los arcos de detección de metales (que llegaron a saltar al detectar los botones metálicos de los pantalones). Los funcionarios también han extremado el celo en la revisión del equipaje de mano, hasta el punto de que ni siquiera dejan pasar un cortauñas o un limpiapipas, como le ocurrió recientemente a una conocida víctima del terrorismo etarra. Y todo ello a pesar de que cualquiera puede adquirir en las tiendas libres de impuestos o en los restaurantes de la zona restringida, ya superada la barrera de control, elementos susceptibles de ser utilizados como armas.
Hay consenso en que esos controles deben ser aumentados, pero aún no existe una decisión sobre cómo hacerlo. Los ministerios de Fomento e Interior, así como el organismo Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) admiten que están a la espera de la reunión del día 15 de octubre del Consejo de Ministros de la Unión Europea, 'donde se decidirán las medidas que tomará el sector'. Opinan que es mejor esperar hasta entonces antes que tomar decisiones que luego podrían ser anuladas.
Dos bloques
El mundo aéreo está dividido en dos grandes sectores. Uno, capitaneado por Estados Unidos, partidario de reforzar la seguridad dentro de los aviones, incluso con presencia de agentes especiales armados, y otro, liderado por la UE, más favorable a que los controles se efectúen en tierra. Ésta es la tesis que mantiene España. 'Lo importante es eliminar un peligro potencial antes de que llegue al avión, porque una vez dentro los factores de riesgo se multiplican: puede haber un enfrentamiento armado, situaciones de pánico y otro tipo de contingencias que harían peligrar la seguridad de un aparado a seis kilómetros de altura', explican fuentes policiales. Estas fuentes plantean una pregunda sobre qué pasaría en caso de un incidente en vuelo: '¿Quién manda, el policía encargado de la seguridad o el piloto que va al mando de la aeronave?'.
La idea es trasladar los controles de pasajeros o crear otros nuevos en las mismas puertas de embarque, permitir que el equipaje pueda ser revisado a pie de bodega y que, en caso de duda, se retome una vieja práctica: pedir a cada pasajero que agarre su equipaje en la misma pista. Gonzalo Gil Escudero, presidente del sindicato de pilotos (SEPLA), pide que los escáneres y arcos de seguridad sean trasladados 'hasta la misma puerta del avión'.
El Gobierno baraja otras opciones: la identificación en mostrador de todos los pasajeros, la instalación de nuevos métodos electrónicos (identificación por el iris del ojo o por la huella dactilar), la multiplicación de los sistemas de detección de metales y el aumento del celo en la revisión de pasaportes. Varios ministerios estudian ya posibles medidas a adoptar a partir del 15.
Las estblecidas hasta ahora se han hecho especialmente evidentes en los vuelos hacia Estados Unidos. Los cuchillos de metal del cátering han sido sustituidos por otros de plástico y a todos los pasajeros que hacen escala en el país se les hace bajar del avión para pasar una nueva revisión de detección de metales. Los equipajes sufren el mismo proceso. Las compañías europeas desconfían de la efectividad de estas medidas y, de hecho, la mayoría mantiene los cuchillos de metal en los vuelos que no tienen como destino EE UU.
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