Cuatro muertos en las protestas islámicas en Pakistán
Las protestas a la salida de las mezquitas se saldan con víctimas en Karachi y Lahore
A la una de la tarde, las tiendas del centro de Rawalpindi bajan las persianas. Pero no responden al llamamiento de huelga de los extremistas, sino al cierre para la oración del viernes. En la salida de las mezquitas, varios miles de fieles se manifiestan a continuación en las principales ciudades de Pakistán. Las protestas se saldan con cuatro muertos por enfrentamientos con la policía en Lahore y Karachi. Si esto es una medida de la oposición que afronta el presidente Pervez Musharraf por apoyar a Estados Unidos, puede estar tranquilo. De momento.
Nizar ul Mustafa es el imam de la mezquita de Faisabad, en una barriada de las afuera de Rawalpindi. Tras la plegaria, recibe a esta enviada especial para explicarle la postura de los paquistaníes. Un grupo de hombres se sienta en el suelo junto a nosotros para escuchar las palabras del clérigo. 'Tiene que quedar claro que no es lo mismo el terrorismo que la acción de los luchadores por la libertad en Palestina o Cachemira', advierte antes de contestar ninguna pregunta. Todos los presentes asienten.
'Creemos que no es correcto que Estados Unidos acuse a una sola persona, Osama, y a los talibán porque no tiene pruebas', manifiesta Mustafa. 'La comunidad internacional tiene que investigar primero y si Osama, o cualquier otro, es culpable, que lo lleven ante un tribunal europeo o islámico', añade antes de explicar que está convencido de que Washington tiene una agenda oculta y que Bin Laden es sólo un pretexto.
'Si Estados Unidos actúa sin justificación contra Pakistán o Afganistán, todos los musulmanes del mundo se levantarán y se participarán en la yihad', advierte el imam en medio de gestos de aprobación de sus parroquianos. Pero mientras tanto, el imam les ha pedido en su sermón que tengan calma y esperen a ver qué sucede. 'Nunca he pedido a los fieles que actúen contra nadie', asegura Mustafa.
¿No les ha pedido que acudan a la manifestación? 'No está convocada por los ulemas, no han tomado ninguna decisión de ese tipo todavía', afirma para añadir enseguida que él no cree 'en acciones violentas que destruyen la propiedad pública'. Haciéndose eco de una postura mayoritaria entre los paquistaníes, el imam expresa su respaldo al Gobierno en esta crisis, aunque se opondría a que permitiera la utilización de su espacio aéreo a EE UU.
La mayoría de los partidos religiosos, liderados por Jamiate Islami, habían convocado para ayer una movilización general en solidaridad con Afganistán y repulsa de la alianza entre el Gobierno de su país y Estados Unidos. El llamamiento incluía una huelga general y manifestaciones en las principales ciudades del país. La huelga no tuvo éxito y las manifestaciones fueron más ruidosas que numerosas.
'Muerte a Estados Unidos. Larga vida a Osama y los talibán', rezaban algunas pancartas en Peshawar, donde un millar de alumnos de escuelas coránicas se congregó incluso antes de las plegarias. Varios miles más se les unieron a la salida de las mezquitas. Números similares se manifestaron en Lahore y Karachi, donde los enfrentamientos con la policía dejaron cuatro muertos y dos heridos. En Islamabad y Rawalpindi la presencia de los antidisturbios casi superaba a los manifestantes.
'La gente se está manteniendo al margen', apunta el analista paquistaní Ahmed Rashid. 'La mayoría silenciosa de los paquistaníes está con el presidente', asegura por su parte el general retirado Kamal Matihuddin. Sin embargo, crece el temor a que el sentimiento antinorteamericano pueda hacerse violento y provocar un baño de sangre si finalmente Estados Unidos lleva a cabo una acción de castigo.
'De momento, el Gobierno considera que puede controlar la situación', declara el general. 'Los islamistas no han ganado ninguna elección', recuerda, 'todo lo que tienen son los discursos y la calle, donde siempre existe el riesgo de choques'.
Matihuddin, una de las figuras a las que el presidente Musharraf convocó en su esfuerzo por forjar un consenso nacional, admite que los extremistas islámicos tienen capacidad de crear problemas. Por ello considera de capital importancia que EE UU tenga listo además de un plan para castigar a los talibán, un plan Marshall para Afganistán. 'La gente no se fía de Washington porque ya nos dejó en la estacada en 1971, tras la caída de la Unión Soviética o con las sanciones, por ello tiene que estar claro qué medidas concretas de reconstrucción van a ofrecer a ese país', concluye.'No podemos evitar que EE UU utilice nuestro espacio aéreo porque carecemos de misiles antimisiles', asegura a EL PAÍS el general retirado Kamal Matihuddin. 'Otra cosa es el uso de bases terrestres', añade, haciéndose eco del debate que se ha abierto en el seno del Gobierno y la sociedad paquistaníes sobre el alcance de la colaboración con Washington.
'El uso de bases tal vez sea posible si la presencia de tropas estadounidenses se restringe a las cercanas a la frontera con Afganistán y siempre que no lleguen a instalarse, sino que se limiten a repostar, rearmarse y regresar al aire', especula Matihud-din. 'La clave es que no se les vea', explica dando a entender la sensibilidad de la población local ante la presencia de uniformes extranjeros.
Tal como recuerda el general Alí Quli en The News, incluso cuando en los últimos años algunas fuerzas especiales norteamericanas 'han participado en ejercicios conjuntos, se las ha mantenido fuera de la vista'. Por la misma razón, los consejeros tanto civiles como militares del presidente Musharraf insisten en que la asistencia en tierra que Pakistán ofrezca a las fuerzas multinacionales se limite al máximo.
'Para el Gobierno resultaría más fácil si se le viera aceptando una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, no de Estados Unidos', apunta Matihuddin, quien recuerda las dificultades que pasó el país en la guerra del Golfo.
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