Arafat ordena el fin de los disparos de mortero contra Israel
Militares, laboristas y ultraortodoxos critican la fallida intervención de Sharon en Gaza
Desde la izquierda, el ministro laborista Efraim Sne (TransporteS) dijo que 'es muy grave que los miembros del gabinete de seguridad no fueran convocados para aprobar una operación tan fuera de lo habitual'. Aunque la crítica de Sne (viceministro de Defensa en el anterior Gobierno del laborista Ehud Barak) obedecía más a la forma que al contenido, trascendió que él se había opuesto días antes a esa operación militar.
Por parte de la ultraderecha, el ministro de Seguridad Interior, Uzi Landau (del partido Likud, que encabeza Sharon), y el diputado Tseví Hendel (del frente Unión Nacional) criticaron con dureza la decisión de retirarse de la zona conquistada de Gaza sólo veinticuatro horas después de ocuparla. 'La retirada precipitada y cobarde de los focos terroristas en la franja de Gaza demuestra que es preferible que el Gobierno desde un principio no hubiera decidido llevar a cabo la operación, porque el resultado es una claudicación estúpida y humillante'.
A su vez, destacadas fuentes del Ejército israelí que prefirieron permanecer en el anonimato reconocieron que 'la operación dentro de la franja de Gaza fracasó y no cumplió su objetivo, ya que el disparo de obuses continúa'. Las fuentes militares israelíes dijeron que, además, 'el miedo que invadió a los políticos y la postura de Estados Unidos dificultarán operaciones similares en el futuro'. El Ejército de Israel ocupó en la noche del lunes, por decisión del primer ministro, una zona de la localidad de Beit Janún (en el norte de la franja de Gaza y bajo control total palestino), desde la que ese mismo día se habían disparado obuses contra la ciudad de Sderot, dentro de territorio israelí y a unos tres kilómetros de la finca en la que vive Sharon.
De forma inesperada y tras una serie de acontecimientos -en particular la dura condena a la ocupación de Estados Unidos, el principal aliado de Israel en el mundo-, Sharon ordenó en la noche del martes que el Ejército se retirara de la zona ocupada, en la que estaba previsto que las tropas se quedaran 'días, semanas e incluso meses si fuera necesario', como dijo por la tarde el general israelí al mando de las tropas para Gaza.
[También por sorpresa se produjo anoche el anuncio de que Arafat había ordenado a los responsables de los distintos cuerpos de seguridad bajo su dirección que se abstengan de disparar contra territorio israelí o sus asentamientos desde territorio palestino', según informo la agencia France Presse.] El disparo de obuses había continuado ayer, en particular contra colonias judías de la franja de Gaza.
Uno de los palestinos que dirigen la llamada 'célula de obuses' contó que ésta 'compra los explosivos en Israel, a cambio de drogas [hachís y cocaína]', pero también es sabido que los recibe del grupo integrista palestino libanés Hezbolá (Partido de Dios).
Ante el ascenso de la violencia, Sharon convocó ayer una reunión especial del gabinete de crisis para asuntos de seguridad. Antes de empezar, los 13 de los 28 ministros del Gobierno que lo integran fueron obligados a firmar una 'declaración de secreto' y se comprometieron a no filtrar informaciones, aunque, por definición, los debates de dicho gabinete tendrían que ser secretos. De la reunión de ayer sólo trascendió que 'destacados representantes de los organismos de seguridad israelíes informaron del aumento de la violencia, los ataques y los disparos de obuses desde la franja de Gaza'.
Radicalización
Los casi siete meses de enfrentamientos, en los que han más de 400 palestinos y 70 israelíes, han radicalizado a los ciudadanos de a pie de ambos pueblos. Las últimas encuestas señalan que una mayoría de los palestinos -el 62%- es partidario de acciones armadas contra objetivos israelíes. En cuanto a los israelíes, de los sondeos se desprende que la Intifada ha cambiado de forma drástica sus posturas políticas hacia la derecha. El 37% de los israelíes declaró que se había vuelto más halcón (radical) en lo político, y sólo el 13% dijo que ahora es más paloma.
Además, a ojos de la mayoría de los israelíes, el líder palestino Yasir Arafat ha dejado de ser el hombre de la paz. El 66% de los encuestados reconoció que su opinión respecto a Arafat 'ha cambiado para mal'. Por otra parte, uno de cada siete israelíes apoya el 'asesinato selectivo de jefes terroristas plestinos'. Por último, un 63% de los israelíes manifestó que 'es imposible alcanzar un tratado de paz con los palestinos'.
De la actual situación, dijo el destacado pacifista e intelectual israelí Uri Avneri que ambas partes 'son como dos boxeadores en el ring: uno es peso pesado, y el otro, peso pluma'.
[En el frente diplomático internacional, el presidente George Bush conversó ayer telefónicamente con su homólogo sirio, Bachar al Asad, informa Reuters. La versión de esta conversación que dieron Washington y Damasco difería notablemente. Ségún la Casa Blanca, ambos dirigentes coincidieron en la necesidad de 'volver a la calma', pero el comicado difundido por la agencia de noticias siria destacaba que según El Asad los llamamientos a la contención son 'inútiles' y que Siria se reserva el derecho de responder a Israel por su ataque. Desde El Cairo, el ministro de Exteriores egipcio, Amr Musa, insistió en la petición de que se envíe una fuerza internacional de observadores que proteja a los palestinos. El veto impuesto por Estados Unidos impidió que el mes pasado el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara el envío de observadores desarmados a la zona.]
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.