La única decisión es Garoña
Las centrales nucleares no tienen, por ley, un límite de vida de funcionamiento. Inicialmente se diseñaron para 40 años y esa es la vida que toma el PSOE como máximo. Salvo Garoña, todas se construyeron en los años 80, por lo que cumplirán los 40 años a partir de 2021. Así, la única decisión relevante del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero sobre la energía nuclear es la del futuro de la central de Garoña (Burgos), que en marzo cumple 40 años. En 2009, el Ministerio de Industria le dio permiso para funcionar hasta julio de 2013, con lo que deja la decisión de cerrarla definitivamente en manos del próximo presidente del Gobierno. El líder del PP, Mariano Rajoy, ha dicho que la mantendrá abierta si gana las elecciones.
El ministro de Industria, Miguel Sebastián, ha mostrado hoy la disposición del Gobierno a estudiar la propuesta de los sindicatos de ampliar la vida útil de las centrales nucleares, si bien ha afirmado que un eventual acuerdo en este sentido "no afectaría a la central de Garoña". Políticamente puede ser interesante el viraje del Gobierno, pues Zapatero una vez se definió ante los ecologistas como "el más antinuclear del Gobierno" y ha usado extraños argumentos contra la energía nuclear. Pero su cambio de rumbo es gratis, pues es dudoso que Zapatero sea presidente dentro de 10 años o que Sebastián siga al frente de Industria.
El proyecto de Ley de Economía Sostenible ya incluye fórmulas para "los casos de renovación extraordinaria de las concesiones por encima del plazo de 40 años, derivadas del desarrollo de nuevas tecnologías y de la necesidad de garantizar el mantenimiento del suministro".
Las eléctricas no dudan de que en 2021 el Gobierno de turno tendrá que renovar las licencias. La central de Almaraz (Cáceres) tiene 1.860 megavatios instalados, cuatro veces más que Garoña. Consideran que la demanda eléctrica entonces no permitirá apagar las nucleares, que el año pasado generaron el 21% de la electricidad.
Garoña es la central más antigua del parque español y la más pequeña. Endesa e Iberdrola (propietarias de la central al 50%) reclaman que siga abierta hasta 2029 o, en caso contrario, que se les indemnice con 951 millones por el lucro cesante y con 400 por el inmovilizado de la planta. Cuentan con el apoyo del secretario de Estado de Energía, Fabricio Hernández, que les asesoró como consultor antes de acceder al cargo.
En el mundo, muchos países están optando por alargar la vida de las nucleares mucho más que por construir nuevas centrales, cuyos costes se están disparando. La gemela de Garoña en EE UU, Oyster Creek, cerrará en 2019, con 50 años, 10 menos de lo que en España piden las eléctricas.
Garoña no será la primera central en cerrar. En 2003, el Ejecutivo del PP decidió clausurar la nuclear de Zorita (Guadalajara), que se apagó en 2006, con 38 años de vida.
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