El retraso de la jubilación ahorra más que ampliar el cómputo

Toda reforma de la Seguridad Social, suscita una pregunta en sus afiliados: ¿cómo va a afectar eso a mi pensión? Cuanto más profundos sean los cambios, más sentido cobra la pregunta. Y las modificaciones que el Gobierno ha puesto sobre la mesa son de calado: retrasar la edad de jubilación y ampliar el periodo de cálculo. Aunque en este último caso el mismo Ejecutivo, visto el gran rechazo que había provocado la primera propuesta y temiendo que las cosas fueran más lejos, dio marcha atrás apenas unas horas después de hablar de ampliar el periodo de cómputo de las pensiones hasta los 25 años.

Tiene lógica este movimiento del Ejecutivo. A primera vista es el primer cambio, el de llevar la edad legal de jubilación hasta los 67 años, el que más recursos ahorraría a la Seguridad Social, según las estimaciones que Analistas Financieros Internacionales (AFI) ha facilitado a este diario. Independientemente del sexo y del nivel de renta, la simulación de AFI muestra un ahorro mucho mayor para la Seguridad Social si se retrasa la edad legal de jubilación de 65 a 67 años. Mucho menos impacto tendría ampliar el periodo de cálculo de las pensiones tanto a 20 como a 25 años.

Economía cifraba en un ahorro del 4% del PIB por las dos medidas

Para UGT, tener en cuenta toda la vida laboral supondría una merma del 17%

La firmeza con la que el Gobierno defiende su primera propuesta -a pesar de que amenaza con afectar muy negativamente a las buenas relaciones que hasta ahora ha tenido con los sindicatos- y la rapidez con la que dejó caer la segunda, parece reforzar esta tesis.

Para calcular cómo afectaría al sistema y a los futuros jubilados ambas medidas, AFI ha dividido a todo el colectivo en seis grupos en función del sexo y de su nivel de formación, algo que acaba por trasladarse a las rentas que perciben los asalariados. Sus números en realidad se calculan sobre el salario medio de los últimos cinco años, no sobre las bases de cotización, de los afiliados al régimen general y suponiendo que se jubilan a los 62 años.

En los supuestos que ha planteado la consultora, retrasar dos años la jubilación ahorraría al sistema entre un 7,5% y un 11,8%, algo que está en función de los años que se tuvieran en cuenta para calcular las pensiones. En cambio, aumentar el periodo de cómputo hasta el cuarto de siglo, en el mejor de los casos supondría que la Seguridad Social gastaría un 3,85% menos y hay un caso (el de mujeres con rentas bajas con un periodo de 20 años) en que apenas supondría un ahorro del 0,03%.

Los números que contenía el Plan de Estabilidad rectificado que el Ministerio de Economía envió a Bruselas el pasado 3 de febrero elevaban hasta el casi 4% del PIB (unos 40.000 millones de euros) en 2030 el ahorro conjunto que supondría llevar adelante las dos medidas. Sin embargo, el documento oficial no calcula el impacto de las dos propuestas por separado.

En la misma línea apunta el impacto directo que estos cambios tendrían sobre las futuras pensiones. Según este estudio, las pagas que percibirán los jubilados bajarían muy poco en la mayoría de casos. Incluso entre quienes gozan de las rentas más altas la medida les beneficiaría levemente.

Esta conclusión difiere de la creencia tradicional de que el aumento del periodo de cómputo supone una merma significativa de las pagas de los jubilados. "Eso es una reducción de las pensiones en toda regla", afirmaba hace muy pocas semanas un alto cargo de la Seguridad Social ante un grupo de periodistas. De hecho, en un informe de 2006 de UGT colgado en la página web de la Seguridad Social se afirma que ampliar de los 15 años actuales hasta 20 años supondría una merma en las pagas en torno al 5%. Y si la ampliación abarcara toda la vida laboral, la reducción sería del 17%.

Que sean las rentas altas las que menos notarían un aumento del periodo de cómputo responde al hecho de que cotizan durante más tiempo en la parte alta de la tabla. En cambio, entre las rentas bajas el aumento de las bases de cotización avanza conforme lo hace la vida laboral, por lo que al ampliar a más años el periodo de cálculo se traduce en una reducción.

No obstante, hay que tener en cuenta que incluso entre las rentas bajas hay casos puntuales a quienes ampliar el periodo de cálculo les puede beneficiar. Son aquellos que en los últimos años de su vida laboral pierden el empleo y cobran subsidio, pues esto castiga sobremanera su base de cotización precisamente cuando más pesa sobre el resultado final de su pensión.