El Congreso de los indignados
Los manifestantes improvisaron recorridos y llegaron hasta las Cortes sin causar incidentes - Ya hay otra cita el 19 de octubre
La Puerta del Sol dejó este fin de semana de ser el único epicentro del movimiento 15-M. Ya el sábado, ante las columnas de gente que llegaron desde todos los puntos de España, el kilómetro cero se quedó pequeño y comenzó la expansión. Si la noche del sábado el campamento se instaló en el Paseo del Prado, a media noche de ayer los indignados debatían si pasar la noche frente al Congreso de los Diputados, donde permanecían concentrados y retenidos por un amplio cordón policial.
La multitudinaria manifestación -según los cálculos de este periódico pudieron concentrarse unas 35.000 personas-, entre Atocha y la Puerta del Sol, no terminó en una asamblea en la plaza, como estaba previsto. Primero decenas, y luego cientos de personas trasladaron la protesta hasta las Cortes. Un perímetro de seguridad rodeaba al edificio e impedía el acceso a la Carrera de San Jerónimo. Toda la zona estaba vallada y flanqueada por decenas de policías, pero los indignados tomaron asiento. Retaban a la policía a ver quién aguantaba más.
Este fue el destino final de los manifestantes, que el sábado habían instalado el campamento en el Paseo del Prado. Los grupos de trabajo también salieron de Sol y se trasladaron al Parque del Retiro. Durante todo el día, mientras unos debatían sobre el futuro del 15-M en el parque, otros descansaban en las tiendas de campaña, pero a las seis y media de la tarde todos se pusieron de acuerdo y se encontraron en la Glorieta de Atocha para la manifestación.
Cuando los indignados se reúnen en asamblea, cuando paralizan un desahucio o, como en este caso, cuando se manifiestan por las calles o protestan frente al Congreso siempre hay un miembro de la organización velando porque la situación no se desmadre. Intentan pasar desapercibidos, procuran no identificarse. Este fin de semana, ante la cantidad de gente y la tendencia expansiva, han tenido que multiplicarse. Son los guardianes del movimiento: la comisión de respeto del 15-M, y lograron que el fin de semana acabase sin incidentes relevantes.
Eso a pesar de que el recorrido hasta Sol era un campo de minas para los indignados, que no dejaron que se les escapara ni una. A un lado el Ministerio de Sanidad, parada y pitada general, a otro el Ayuntamiento de Madrid, enfrente el Banco de España y, por el camino, sucursales de bancos y edificios oficiales. Una protesta en cada esquina hasta que llegaron a los alrededores del Congreso. Pasadas las doce, seguía uniéndose gente y parecía que la noche iba para largo. Algunos se acercaban a Sol para cenar en la carpa de alimentación: ensalada y macarrones, y volvían a su nuevo objetivo. Venían para un fin de semana y, aunque muchos se fueron ayer, el programa de actividades de esta jornada es muy completo. Hay suficiente comida en las despensas y las carpas se consolidan. Hoy se quedan, mañana quién sabe.
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