Los 'tories' desafían a la clase media al privarla de ayudas a las familias
Los conservadores británicos empiezan a precisar su recorte del peso del Estado
Tenía que ser el congreso del brindis por el retorno al Gobierno después de 13 años, pero el Partido Conservador está celebrando en Birmingham su congreso de otoño en un ambiente deliberadamente austero, aunque sin llegar a sombrío. No hay tiempo para descorchar champán porque tampoco hay tantos motivos: el de Reino Unido no es un Gobierno puramente conservador, sino una coalición con los liberales-demócratas; y la agenda no está a rebosar de proyectos expansivos, sino de debates sobre cómo recortar el peso del Estado... sin desmontar el viaje al centro político.
De alguna manera, se trata de volver al thatcherismo, pero no al de Thatcher, sino al de David Cameron y su lugarteniente al frente del Tesoro, George Osborne. Es decir, cómo recortar el peso del Estado, pero aceptando el principio de que sí existe "una cosa llamada sociedad" y que hay gente que necesita la ayuda del Estado. La clave es que cuanta menos gente necesite esa ayuda, mejor.
Unos 50.000 hogares perderán un promedio de 5.600 euros al año
Ayer fue el turno de Osborne, que siempre hace de policía malo y deja a Cameron el papel de policía bueno. Osborne es un hombre con mala prensa y escasa telegenia, pero parece a menudo el verdadero ideólogo del tándem tory. Año tras año, han sido sus anuncios como portavoz del Tesoro los que han acabado marcando el ritmo de los congresos del partido.
En una ocasión, en septiembre de 2007, salvó a Cameron del caos con una propuesta de reducir el impuesto de sucesiones que acabó cambiando el clima político del momento y obligó a Gordon Brown a renunciar a la convocatoria de elecciones anticipadas. Brown jamás se recuperó de aquel golpe. Osborne renunció a su promesa fiscal nada más llegar al Gobierno.
Osborne dijo ayer que su programa de reducción del déficit no es ideológico, sino una necesidad imperiosa para el bien del país. Pero sus dos propuestas centrales no pudieron ser más ideológicas. La primera, suprimir las ayudas por hijos a las familias en las que uno de los cónyuges tenga ingresos anuales superiores a 44.000 libras (casi 51.000 euros). El Gobierno estima que la medida afectará a 1,2 millones de familias. Curiosamente, si ninguno de los cónyuges gana más de ese tope podrán mantener las ayudas aunque sus ingresos conjuntos superen los 100.000 euros.
Un golpe directo a las clases medias, políticamente osado, pero seguramente bien calculado: No es fácil defender que en estos tiempos de austeridad familias con sueldos muy por encima de la media necesiten ayuda para criar a sus hijos.
La segunda iniciativa va dirigida a un nicho de voto tradicionalmente laborista, familias obreras que están hartas de ver a sus vecinos viviendo sin trabajar porque acumulan subsidios de todo tipo: ninguna familia podrá obtener ayudas públicas por un valor superior al salario medio de una familia británica (unos 30.000 euros), salvo las viudas o las familias con personas discapacitadas. Se cree que unas 50.000 familias perderán una media de 93 libras semanales (5.600 euros al año).
"Las propuestas de George Osborne van más allá de lo que se atrevió a hacer la señora Thatcher", denunció ayer Kate Stanley, directora adjunta del IPPR, un think-tank de izquierda. "El Estado de bienestar solo puede sobrevivir si tiene el apoyo de las clases medias, y las ayudas a los hijos son la clave. Si le quitas miles de libras a familias con un hijo porque uno de los padres gana más de 44.000 libras estás dando un gran paso para socavar el Estado de bienestar", aseguró.
Para Neil O'Brien, director del think-tank conservador Policy Exchange, "es un paso valiente y adecuado". "De hecho, el canciller del Exchequer tendría que ir mucho más allá. (...) Tiene que haber un segundo asalto a las ayudas que se han desviado hacia las clases medias. Un 32% de todas las ayudas del Estado van a gente con ingresos superiores a la media, con un coste de 53.000 millones de libras", asegura en un artículo en el Financial Times.
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