La detención de Saif al Islam evidencia la caída del régimen de Gadafi
Saif al Islam fue capturado y Mohamed se entregó a los sublevados. Hay dudas sobre si un tercer hijo, Saadi, también está detenido
Si alguna noticia ha puesto en evidencia el desplome del régimen de Muamar el Gadafi ha sido la detención de su hijo Saif al Islam, su mano derecha, que desde la noche del domingo está en poder de los rebeldes junto a dos de sus hermanos, Saadi y Mohamed. La rápida caída de Saif al Islam, apenas comenzaba la ofensiva contra Trípoli, es la muestra más evidente de la vulnerabilidad de la dictadura.
Hay poca información sobre las circunstancias del apresamiento de los Gadafi y de su paradero. El Consejo Nacional de Transición, el gobierno interino de los insurgentes, ha confirmado Saif y Saadi fueron capturados, y que Mohamed se entregó. "Están en un lugar seguro", dijo un portavoz, sin dar más detalles.
El personaje más valioso es, sin duda, Saif al Islam, en quien Gadafi había depositado sus esperanzas para que lo sucediera en el poder. Está reclamado por el Tribunal Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad, junto a su padre y Abdula el Senussi, jefe de inteligencia del régimen.
Licenciado en la London School of Economics, era el hijo con el perfil más político y fue, en la pasada década, el rostro reformista del régimen. De hecho, sus iniciativas de apertura económica y política rehabilitaron la imagen del Gobierno libio, condenado como un paria en los años ochenta por su apoyo al terrorismo internacional.
Con el respaldo de algunos círculos del poder, Saif impulsó la llegada de la inversión extranjera y facilitó la reinserción de cientos de islamistas encarcelados por su padre en los años noventa. Para diseñar sus programas de reforma convocó a prestigiosos intelectuales y académicos libios. Se da la circunstancia de que la mayoría de ellos se unieron a la rebelión y refuerzan hoy la intelligentsia de las autoridades de transición en Bengasi. Saif, dicen muchos de ellos, estaba siendo utilizado por su padre, que nunca permitiría que las reformas condujeran a un cambio político.
Al principio de la revuelta, algunos círculos rebeldes vieron en Saif al Islam un posible interlocutor. Pero esa eventualidad quedó dinamitada en el momento en el que el hijo de Gadafi salió en televisión amenazando, con el índice en alto, con aplastar la rebelión. El "discurso del dedito", como llaman en Bengasi a aquel episodio, cerró las puertas a una salida política para Saif al Islam.
Los otros dos hijos que los rebeldes dicen haber apresado no han tenido mayor relevancia política. Saadi, de 37 años, es conocido por su afición por el fútbol. De hecho jugó en el principal club de Libia, fue presidente de la selección nacional e incluso fichó por el equipo italiano de Perugia. Los libios aseguran que en su carrera siempre pesó más la influencia de su padre que sus cualidades deportivas.
Por lo que respecta a Mohamed, quien supuestamente se ha entregado a las fuerzas rebeldes, es quizás el más discreto de los Gadafi. Es el primogénito, hijo de la primera esposa, y ha vivido volcado en sus negocios.
El dictador tiene además otros descencientes: Mutasim y Jamis, jefes militares y figuras clave en esta guerra; Aisha, abogada y muy cercana a su padre, y Saif el Arab, caído en un bombardeo de la OTAN.
¿Y Muamar el Gadafi? Se especula desde hace tiempo que puede encontrarse fuera de Trípoli. De hecho, sus mensajes al país son siempre grabados por teléfono, con sonido deficiente.
La Haya negocia con los rebeldes
La Haya mantiene negociaciones con los rebeldes acerca de cómo y dónde juzgar a los hijos de Gadafi, apresados tras la llegada de los sublevados a Trípoli durante la noche del domingo al lunes. El Fiscal General de la Corte Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo ha mantenido hoy conversaciones con el Consejo de Transición libio (CNT) y "ha expresado su apoyo a los esfuerzos destinados a estabilizar la situación en Trípoli", ha indicado la Corte Penal en un comunicado.
Ocampo prevé seguir investigando los delitos cometidos durante las revueltas, siempre que entren dentro de su jurisdicción. Desde La Haya aseguran sin embargo que no está claro sin embargo cuál será el próximo paso a dar para saber cómo serán entregados tanto Gadafi como su hijo Saif y Abdullah Al Senussi, acusados como el líder libio de crímenes contra la humanidad.
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