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Gaddafi convierte a su hijo en 'número dos' del régimen libio

Saif al Islam, de 37 años, será en la práctica el jefe de Estado de Libia

Fue una reunión secreta en Sebha, un oasis del desierto a 800 kilómetros al sur de Trípoli. Allí citó el líder libio, Muammar Gaddafi, hace una semana, a los llamados Mandos populares y sociales, una asamblea de jefes tribales y notables que es, en teoría, el máximo órgano ejecutivo.

El lugar elegido por Gaddafi, de 68 años, era importante y el anuncio que hizo también. En Sebha estudió bachillerato y despertó a la política. A los notables allí congregados les instó a otorgar un puesto relevante al segundo de sus hijos varones, Saif al Islam (Espada del Islam) , de 37 años.

El líder les pidió que el cargo no conllevase su ingreso en el Gobierno, porque entonces no duraría más de cuatro años, y Saif al Islam necesitaba más tiempo para sacar adelante sus reformas. Dio incluso a entender que podría dejar que su hijo se hiciera cargo de los asuntos nacionales mientras él se ocuparía de "resolver los problemas de África".

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El contenido de la reunión de Sebha fue, en teoría, confidencial, pero dos diarios libios, Quryna y Oea han ido destilando estos días algunos detalles probablemente por encargo de las autoridades. Hay que preparar a la opinión pública para el cambio.

El auditorio al que se dirigió Gaddafi ha debatido la petición del líder. Coincide en resaltar la "honestidad y el espíritu patriótico" de Saif al Islam. Se merece ser nombrado por unanimidad "coordinador de los Mandos populares y sociales" con competencias para "tutelar el Congreso del Pueblo (Parlamento), el Gobierno y todos los organismos de seguridad". La designación formal se produciría en breve.

En la opaca jerarquía libia, Saif al Islam se convertiría así en el número dos del régimen o el equivalente de su jefe de Estado sólo sometido a la autoridad de su padre, el líder de la revolución. Quryna publicó en portada una fotografía en la que aparecen los retratos de Gaddafi y de su hijo. Ilustra la nueva realidad del poder.

Gaddafi celebró en agosto con gran pomba sus 40 años en el poder -el joven oficial del Ejército derrocó a la monarquía en 1969- y está ahora muy ocupado por su presidencia de la Unión Africana, pero el empeño por colocar a su hijo en la línea de sucesión obedece a otras razones.

Saif al Islam estudió arquitectura en Trípoli y en Viena y posee incluso un estudio en la capital libia. Desde 2003 "ha desempeñado funciones importantes en la gestión de conflictos, como el caso Lockerbie o el desmantelamiento del programa nuclear, cuya resolución permitió a Libia rehabilitarse y mejorar su imagen", recuerda Haizam Amirah, investigador del Real Instituto Elcano.

A medida que Libia se reinsertaba en la comunidad internacional, Saif al Islam se iba quedando sin trabajo porque no desempeña ningún cargo. Su padre ha querido "sacarle del paro", bromea un opositor al régimen en un foro de Internet.

En su discurso de Sebha, Gaddafi argumentó que la atribución a su hijo de mayores responsabilidades era "una necesidad nacional para atajar la corrupción y compensar la falta de compromiso y patriotismo de algunos dirigentes", prosigue Amirah. "Cuesta imaginar que lleve a cabo semejante depuración", afirma.

¿Qué hará entonces el hijo predilecto de Gaddafi? Ha dado señales de ser un liberal en materia económica. Por eso Amirah prevé, citando a los críticos de Saif al Islam, que "estará más bien interesado en seguir adelante con la apertura económica que en iniciar un proceso democratizador". "Ahondará relaciones con el exterior con fines comerciales antes que otorgar más derechos y libertades a los seis millones de libios".

Con la propuesta, que en su boca se asemeja a una orden, que hizo la semana pasada a los notables libios en Sebha, Gaddafi se sitúa en la misma línea que otros dirigentes árabes -el fallecido presidente de Siria Hafez el Assad o el de Egipto, Hosni Mubarak- que retuercen las instituciones republicanas para que sus hijos hereden el cargo que ellos ostentan.

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