Un gran líder tribal de Yemen abandona al presidente Saleh
La unión de los clanes a la protesta debilita al Gobierno
Un importante líder tribal de Yemen anunció ayer que abandona el partido gobernante, lo que supone un duro golpe al asediado liderazgo del presidente Ali Abdalá Saleh mientras las manifestaciones que exigen su renuncia continúan por todo el país. "El pueblo yemení no debe quedarse callado ante el derramamiento de sangre de los mártires en Adén, debe vengarlos", afirmó el jeque Husein al Ahmar en un discurso ante una gran reunión de jefes tribales en la provincia norteña de Amran, en referencia a la muerte de manifestantes contrarios al Gobierno en la ciudad sureña de Adén, según informa la prensa local. El jeque también instó a derrocar el régimen de Saleh, demanda que desató gritos antigubernamentales de los congregados.
"El pueblo debe vengar a los mártires", proclama el jeque Ahmar
Ahmar es un destacado líder de la confederación tribal más influyente de Yemen, los Hashid; su hermano, Sadiq, es el líder máximo de los Hashid. El presidente Saleh también es miembro de esa confederación y se ha reunido durante las últimas dos semanas con jefes tribales para obtener su apoyo.
Cuatro días antes, Mohamad Abdel Illah al Qadi, un líder clave de la tribu Sanhan, miembro de los Hashid y fundamental también entre los apoyos del presidente, se unió al creciente movimiento de protesta. Qadi, cuyo padre es un poderoso mando militar, es uno de los 10 ministros que abandonaron el partido gobernante.
Saleh ha mantenido el poder en el empobrecido Yemen durante más de tres décadas, en parte mediante un hábil equilibrio de lealtades tribales. De ahí la trascendencia de que le abandonen líderes tribales.
La decisión de Ahmar de unirse a las cada vez mayores protestas en Yemen levantó gritos de alegría y aplausos al ser anunciada por megafonía en una sentada antigubernamental que se prolonga desde hace casi una semana frente a la Universidad de Saná.
Un número creciente de jefes tribales de fuera de Saná se ha unido a los jóvenes, que suponen el grueso de las decenas de miles de manifestantes de la capital. Se quejan de que el presidente ha debilitado durante años a las tribus sureñas para apuntalar su control.
"Crea enfrentamientos entre las tribus dando dinero a ciertas personas", explicó Faisal Gerayi, un vecino de la provincia de Al Jawf, que estaba sentado en una tienda junto a otros jefes tribales de fuera de la ciudad.
La queja más frecuente entre los manifestantes antigubernamentales es la corrupción endémica de Yemen, un problema que está en el origen de que la mayoría de los yemeníes sean pobres.
Hay informaciones de que francotiradores están disparando a los manifestantes en Adén y en algunos barrios se oyen tiros por la noche. Algunos vecinos dicen que no se pueden mover de un barrio a otro.
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