La OTAN mata en un bombardeo a 27 civiles en Afganistán
El suceso empaña la nueva estrategia estadounidense contra los talibanes
La muerte de 27 civiles por un bombardeo de la OTAN en el sur de Afganistán complica la nueva estrategia del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su ofensiva -la mayor desde el inicio de la guerra- contra los feudos talibanes. El jefe de las fuerzas aliadas en Afganistán, el general estadounidense Stanley McChrystal, lamentó ayer el incidente y quiso dejar claro a sus hombres que están ahí "para proteger al pueblo afgano, y matar o herir civiles de forma involuntaria mina su confianza en nuestra misión". "Vamos a redoblar nuestros esfuerzos para reconquistar esa confianza", informó el general.
"Estamos muy afectados por la trágica pérdida de vidas inocentes", declaró McChrystal, quien habló el pasado domingo por la noche, poco después de producirse el ataque, con el presidente afgano, Hamid Karzai, a quien expresó su pesar. McChrystal dijo que aceptaba el número total de civiles muertos aportado por el Gobierno afgano, que pasó de una cuenta inicial de 33 a la cifra final de 27. Entre los muertos hay cuatro mujeres y un niño. Otras 14 personas se encuentran heridas.
El ataque alcanzó por error a un convoy de vehículos en Uruzgán
El Gobierno de Kabul ha calificado los hechos de "injustificables"
El ataque sucedió en la provincia de Uruzgán, cuando una unidad conjunta de la OTAN y el Ejército afgano confundió a un grupo de civiles -que viajaban en tres vehículos hacia Kandahar- con insurgentes. La OTAN confirmó que sus aviones lanzaron un ataque de artillería contra el convoy, causando la matanza. En un primer comunicado hecho público en pastún y dari por el Gobierno de Kabul, se condenaba "los repetidos asesinatos de civiles por la OTAN". La versión en inglés no incluye esa frase.
Las bajas civiles no ayudan a mejorar la imagen, ya de por sí dañada, de las fuerzas extranjeras en Afganistán y se están convirtiendo en la principal causa de fricción entre el Gobierno afgano y Estados Unidos. La presidencia afgana ha calificado el suceso de "injustificable" y ha afirmado que es un "importante obstáculo" a los esfuerzos conjuntos antiterroristas.
El pasado 13 de febrero, cerca de 6.000 marines, respaldados por un contingente de 2.500 soldados afganos, iniciaron lo que se conoce como Operación Moshtarak (Juntos), que pretende ser un punto de inflexión en el desarrollo de un difícil conflicto que ya dura nueve años, desde que en octubre de 2001 Estados Unidos derrocase al régimen talibán tras los atentados del 11-S. Los recientes ataques de la ISAF (las fuerzas de la OTAN en Afganistán) resultaron en la toma de la ciudad de Marjah, más de 500 kilómetros al sur de Kabul y punto de confluencia de las sureñas provincias talibanes de Helmand y Kandahar. Según los analistas, la zona ha servido como escondite en los últimos meses a cerca de un millar de insurgentes talibanes, que han hecho de Marjah su feudo. El bombardeo del domingo no está ligado a la estrategia que Estados Unidos ha puesto en marcha en Helmand, según diversas fuentes.
La ofensiva en Marjah es el inicio de una larga campaña contra los talibanes que durará "probablemente de 12 a 18 meses", según declaró ayer el general David Petraeus, jefe del Comando Central estadounidense. La resistencia de los insurgentes hasta ahora ha sido "formidable", pero "descoordinada", añadió.
Como parte de la nueva estrategia, la policía afgana ya se ha desplegado en los lugares arrebatados a los talibanes, para devolver su control a las autoridades locales. Los enfrentamientos han provocado el desplazamiento de unas 22.000 personas hacia la capital provincial, Lashkargah.
Desde que se inició la Operación Moshtarak se cree que más de 50 civiles afganos han muerto debido a media docena de ataques estadounidenses (incluidas las 27 víctimas del domingo). La coalición de la ISAF también está investigando la muerte de varios policías afganos en un ataque aéreo al este del país el pasado 18 de febrero. El peor episodio aliado en Afganistán se produjo el pasado verano en Kunduz, cuando un ataque aéreo bajo mando alemán acabó con la vida de 142 civiles.
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