EE UU, a las puertas de Bagdad
El Pentágono cree que al régimen de Sadam sólo le queda el combate callejero en las ciudades
Tropas estadounidenses merodeaban ayer por las afueras de Bagdad. El rápido avance del Séptimo Regimiento de Caballería y de la Primera División de marines trasladó el frente bélico a sólo unos kilómetros de la capital iraquí y abrió un nuevo capítulo en la guerra. La última posibilidad de resistencia del régimen de Sadam Husein era la lucha urbana. "Tenemos por delante los días más peligrosos", anunció el secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, sugiriendo que no contemplaba, por el momento, la posibilidad de un asalto frontal con combates en las calles. El presidente George W. Bush declaró, por su parte, que solamente aceptaría como resultado de la campaña "una victoria completa y definitiva".
Rumsfeld sugirió que un asalto frontal contra Bagdad no entraba en sus planes
Bush acudió a un acuartelamiento de los marines en Camp Lejeune (Carolina del Norte) para reunirse con familiares de soldados muertos y pronunciar un discurso ante una multitud de 20.000 personas, relacionadas con el Ejército en su gran mayoría. El presidente lanzó una arenga apropiada para la audiencia: "El camino está trazado, seguimos avanzando, nuestro destino es Bagdad", proclamó. Su secretario de Defensa y el presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, general Richard Myers, se mostraron mucho más cautos e indicaron que el campo de batalla estaba desplazándose al terreno preferido por el Ejército iraquí. "Ellos anticipaban que la guerra acabaría en Bagdad y han hecho sus preparativos", comentó Rumsfeld. "Se avecinan días difíciles", subrayó.
Rumsfeld y Myers sugirieron que un asalto frontal sobre Bagdad no entraba en sus planes y negaron que sus tropas hubieran causado la interrupción de suministro eléctrico que afectaba a zonas de la ciudad. Tampoco quisieron hacer comentarios sobre la situación en el aeropuerto internacional Sadam Husein, al suroeste de Bagdad, cuyo control se atribuyó durante unas horas a unidades estadounidenses pese a que, según distintos periodistas desplazados al lugar a primera hora de la tarde, nunca había sido perdido por Irak. "Habrá muchos momentos confusos en adelante", dijo el general Myers. Sin embargo, las agencias Associated Press y Reuters, así como varias televisiones, señalaban que anoche el aeropuerto estaba siendo asaltado por tropas de EE UU.
En su habitual comparecencia ante la prensa en el Pentágono, el secretario de Defensa y el general hablaron del "aislamiento" de la capital, a medida que el resto del país, aunque aún con importantes focos de resistencia a la invasión, iba quedando bajo control de las tropas estadounidenses y británicas. "Sin contacto con el exterior, sin nadie a quien dar órdenes fuera de Bagdad, el régimen de Sadam Husein puede convertirse simplemente en algo irrelevante", dijo el general Myers.
Rumsfeld aseguró que los puentes más importantes sobre los ríos Tigris y Éufrates estaban en manos de la fuerza invasora, que seguían registrándose rendiciones entre las tropas iraquíes y que "poco a poco" la resistencia quedaría limitada a "criminales de guerra". El secretario de Defensa reveló que seguían abiertos los contactos con mandos militares iraquíes dentro y fuera de Bagdad y aventuró la posibilidad de que la creciente certeza de la derrota de Sadam Husein produjera rendiciones masivas. Tuvo palabras duras para los gobiernos que proponían acuerdos de alto el fuego, sin mencionar a ninguno en concreto: "Lo único que consiguen es proporcionar esperanza a Sadam Husein y sus lugartenientes, prolongar la guerra y elevar el número de muertos". Según Rumsfeld, cualquier acuerdo era a estas alturas "totalmente imposible".
Los máximos jefes del Ejército estadounidense admitieron, sin embargo, que Sadam Husein disponía aún de fuerzas "de gran capacidad letal" y opinaron que si el presidente iraquí tenía previsto utilizar sus presuntas armas químicas y bacteriológicas, lo haría en los próximos días. "Sólo podemos repetir que no le conviene emplear armas de destrucción masiva", dijo Rumsfeld, sin añadir más precisiones. La estrategia iraquí se mantuvo ayer, según los dirigentes militares en Washington y en Qatar, en una línea similar a la de las dos últimas jornadas: resistencia encarnizada por parte de algunas unidades y tendencia general a dispersar tropas y ocultarlas en zonas urbanas. Un cazabombardero estadounidense F-A 18C Hornet fue derribado y su piloto seguía siendo buscado anoche, pero, según el Pentágono, se consideraba posible que el aparato hubiera sido abatido accidentalmente por un sistema antimisiles Patriot. También fue derribado un helicóptero Black Hawk. El Pentágono indicó que siete de sus tripulantes resultaron muertos y otros cuatro, rescatados al poco tiempo, sufrieron heridas. Un portavoz del Mando Central en Qatar dijo, sin embargo, que en el helicóptero viajaban sólo seis soldados, y no quiso ofrecer datos sobre su estado.
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