Un campamento con calles y baños portátiles
Cómo se organiza la vida en el 'poblado' del Movimiento 15-M, que ya ocupa toda la plaza
De 20 jóvenes cabreados que decidieron quedarse a dormir en Sol tras la manifestación del domingo por una democracia real y en protesta por el sistema político, económico y social a un campamento organizado por calles, de momento sin nombre, para que la gente pueda moverse. Las infraestructuras crecen en el campamento, que hoy, en su cuarto día de vida, se ha redibujado y ampliado para favorecer la movilidad y ya tiene hasta cuatro aseos portátiles propios. Ocupa ya toda la plaza, con sofás viejos y mesas plegables de cámping. Bajo las lonas que cubran el centro de Sol, hay tres o cuatro tiendas para descansar.
Anoche diluvió y los organizadores admiten que fue "un caos", con paraguas y chubasqueros atados a las lonas montando una cadena sobre sus cabezas para resguardarse de la lluvia, pero un claro se ha abierto entre nube y nube esta mañana, como si el sol se conjurara con ellos para reanimar la protesta. A las seis de la mañana, los 400 que resistían a la lluvia han organizado turnos para ir a casa a ducharse y a ponerse ropa seca. La organización pide que no decaiga la protesta y anima a todo el que pasa a sumarse a ellos. A esa hora, pasan los servicios de limpieza y tienen ya recogidos los cartones con los que duermen en el suelo para que el Selur pueda hacer su trabajo. También devuelven los cubos de recogida de basuras que han tomado prestados por la noche a las puertas de sus respectivas tiendas para evitar que los multen.
Permanentemente vigilados
La llegada de los baños ha sido muy celebrada por los acampados. Ha sido un regalo de una empresa de sanitarios portátiles, Fersa, que ha donado cuatro baños químicos. Están instalados a los lados del campamento, aunque los organizadores han decidido reservar su uso para las noches para evitar su deterioro y porque durante la noche es cuando resulta más difícil encontrar lugares alternativos, como los parking y establecimientos que usan por el día. "No queremos abusar de los bares y parkings de la zona, y tampoco queremos que esto se convierta en una porquería", cuenta Carlos, miembros de la comisión de infraestructuras. Fersa se ha comprometido a encargarse de la limpieza de los baños todas las noches, aunque cuentan con un sistema autónomo de evacuación de olores.
La mañana avanza con más actividad que nunca y la comisión de infraestructuras trabaja a destajo para organizar todo el material disponible. A medio camino entre un mercadillo y un cuarto de estar, no para de crecer la creativa cartelería que les acompaña: "Zapatero nos falla y nos miente", "Generación estafada", "El Capitalismo no se reforma, se destruye" y "Que no nos engañen, que nos digan la verdad".
Pendientes de la reunión de esta tarde de la Junta Electoral, que analizará las convocatorias de las concentraciones en diversas ciudades de España, la protesta continúa permanentemente vigilada por el dispositivo policial dispuesto ante la sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid, que desde ayer se encuentra vallada. Las comisiones en las que se divide el campamento -infraestructuras, legal, comunicación, alimentación, acción y extensión, coordinación interna, limpieza- están perfectamente delimitadas y se puede desde leer la prensa hasta comer en las mesas plegables, que ofrecen desde galletas hasta chicles.
La comisión de alimentación rechaza el dinero pero acepta y agradece los donativos en forma de alimentos no perecederos, por ejemplo pasta y arroz ya hervidos, dado que no tienen ni dónde cocinar ni tampoco calentar los alimentos. También les vienen bien productos como pan y embutidos con los que hacer bocadillos. Reparten la comida en el puesto fijo, con la salvedad de que nadie cobra nada por ello. Esta mañana, el desayuno ha consistido en macedonia de frutas en lata y café de termo, a lo que se ha sumado 400 churros que ha donado una señora. Se ha acercado a ellos, ha preguntado qué necesitaban, se ha ido y ha regresado con los churros. Los mendigos de la plaza se les acercan para pedir comida y se surten de lo que hay.
Para secar la ropa, han colocado cuerdas, de las que penden un variopinto conjunto de mantas, chaquetas, abrigos... Además, disponen de tres sofás viejos de tres y cuatro plazas, de un megáfono y de un micrófono y altavoz que sacan cada vez que quieren dirigirse a los concentrados. A ello se une la organización en la comisión de comunicación, donde los jóvenes trabajan con tres ordenadores portátiles para lanzar sus mensajes a las redes sociales. Tras la asamblea de las doce, a las comisiones existentes se ha sumado una nueva, la de desalojo, que prevé la creación de escudos humanos que se colocarán en primera línea para avisar al resto e impedir que la policía los disuelva. También han colocado un buzón para recoger todas las propuestas que les llegan y que debatirán en asamblea.
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