Rebelión en la CAM ante las exigencias de Cajastur
La caja alicantina quiere reducir el poder de la asturiana
"Inasumible", "inaceptable", "vacía de poder las cajas". En Alicante, en los últimos días, solo se escuchan voces indignadas contra Manuel Menéndez, presidente de Cajastur y futuro consejero delegado del SIP (Sistema de Protección Institucional) que acordó junto con la Caja Mediterráneo (CAM) más las de Extremadura y Cantabria a finales del pasado mes de mayo. Un SIP que la CAM aceptó forzada por el Banco de España y que -ahora se ve- se cerró en falso en un documento de apenas seis folios.
El malestar en la caja alicantina, por lo que consideran "una interpretación del texto del protocolo de intenciones que Menéndez entiende de forma generosa en su beneficio", es tal que la mitad de los miembros del Consejo de Administración de la CAM se opone a firmar el contrato definitivo del SIP, según el cual la junta general de accionistas delegaría en el asturiano todos los poderes.
La caja de Alicante esgrime en su defensa el código de buen gobierno redactado por Manuel Olivencia y aceptado por la Comisión del Mercado Nacional de Valores (CNMV). De hecho, un informe del catedrático andaluz recuerda que la cesión de plenos poderes a Menéndez implicaría que "el Consejo de Administración podría quedar como un órgano de supervisión con limitadas capacidades del consejero delegado (...) Las entidades del SIP quedarían privadas de gran parte de sus competencias".
La CAM pelea por reducir los poderes prácticamente absolutos que reclama Menéndez como consejero delegado del SIP. De hecho, quiere apurar el plazo para la firma del contrato definitivo hasta el 15 de julio; pero tiene difícil encontrar aliados en el pulso con Cajastur. En el Banco de España ni se plantean la ruptura del SIP y en el Gobierno valenciano, que tiene la llave para autorizar la fusión fría, existe división de opiniones sobre qué hacer; aunque el presidente del Consell, Francisco Camps, ha mostrado su apoyo a la caja alicantina.
Pero está por ver que la rebelión pase de las palabras a los hechos.
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