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Vídeo | Por qué escapé de la Rusia de Putin y me fui a España

Cuatro jóvenes rusos explican en este vídeo las razones por las que han pedido asilo político en España

Iván Lablonskii, joven ruso de 22 años exiliado en Sevilla.Foto: PACO PUENTES | Vídeo: Olivia L. Bueno

Algunos abandonaron el país antes de la guerra por ser activistas o pertenecer al colectivo LGTBI. Como se ve en el vídeo que acompaña este noticia, otros empezaron a gestionar la huida a raíz de la posible movilización para la guerra. En todos los casos han dejado su vida atrás y difícilmente podrán regresar. Su vida en España tampoco es fácil porque no tienen dinero ni visado de trabajo, pero al menos afirman sentirse seguros y no acosados por su condición sexual o conciencia antimilitarista, y aquí empiezan una nueva vida.

Las historias de Vilen (25 años), María (35 años), Dimitri (29 años) e Iván (22 años) son el testimonio de la realidad que vive la población rusa que ha huido de la guerra. Sus historias hablan por sí solas. Han huido de su país para evitar “formar parte del crimen en Ucrania”, según afirma uno de ellos en el reportaje audiovisual, y ahora, a pesar de no tener forma de subsistir, afirman sentirse más protegidos que antes. Todos ellos recuerdan cada detalle del día en que definitivamente tomaron la decisión de huir de la Rusia de Vladímir Putin, en guerra contra Ucrania y abiertamente homófoba.

El periplo del viaje desde Rusia a España centra parte del vídeo porque en algunos casos ha sido una travesía muy complicada y da una idea de lo difícil que es dejar tu país cuando no tienes visado internacional o tarjetas de crédito que te permitan comprar billetes extranjeros. Pese al dolor de dejar el hogar, a la familia, los amigos y sus empleos, estos solicitantes de asilo sienten un profundo alivio de haber dejado Rusia. Vilen y María ya no se sienten peores personas (en palabras de la activista) por ser homosexuales, o por gritar en contra de la guerra en Ucrania. Dimitri e Iván, de momento, han dejado de sentir el aliento en la nuca de los empleados de las oficinas de reclutamiento militar. Ahora los cuatro, como tantas decenas de rusos que huyen del régimen de Putin cada día, intentan empezar de cero en algún lugar que les ofrezca una posibilidad de futuro.

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