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Columna
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‘Adolescencia’: ¿Dónde queda Katie?

De la serie de Netflix no se puede contar más que su detonante sin destriparla: la policía irrumpe en un hogar familiar para arrestar al hijo pequeño, Jamie, de 13 años, acusado de haber cometido un asesinato

02:29
Tráiler de la serie 'Adolescencia'
Mark Stanley, Owen Cooper y Stephen Graham, en el primer episodio de 'Adolescencia'.
Paloma Rando

Trump ha presumido en su red social de haber ganado el torneo de golf del Trump International Golf Club, en Florida. Lo menciono porque está bien empezar con un chiste, por mucho que venga dado por la realidad, y porque poco después de leer la bufonada, escuché hablar de golf a Stephen Graham, actor y cocreador, junto a Jack Thorne, de Adolescencia, la última serie revelación de Netflix procedente de Reino Unido. “Para mí interpretar no es una partida de golf”, dijo en una entrevista, para ejemplificar el trabajo en equipo que supone sacar adelante cualquier serie. Que cada uno desempeñamos un rol, sí, pero nuestro trabajo no está completo sin el del resto. Más en una serie como la que nos ocupa, en la que cada uno de sus capítulos está rodado en plano secuencia. A este reto ya se enfrentaron sus artífices en Hierve, la película sobre un restaurante de alta cocina que protagonizó el propio Graham, y dirigió, como Adolescencia, Philip Barantini; después se convirtió en serie.

De Adolescencia no se puede contar más que su detonante sin destripar la serie: la policía irrumpe en un hogar familiar para arrestar al hijo pequeño, Jamie, de 13 años, acusado de haber cometido un asesinato. Y a partir de aquí comienzo a destripar. Al final del primer episodio queda claro que Jamie sí asesinó a Katie, una compañera de colegio de su edad. Comienza así un relato coral del germen de esa violencia de género. Coral, en primer lugar, en sus maneras: la narración en plano secuencia hace que viajemos por diferentes circunstancias en continuidad y que el dibujo se trace con pinceladas mínimas de cada rincón antes de pasar al siguiente. Y coral también en su fondo: las causas de esa violencia son múltiples y están entretejidas. La forma responde al fondo.

En este arduo retrato, solo una ausencia llama la atención: la de la propia Katie. En el segundo episodio, la agente Frank le explica a su compañero, Bascombe, algo que la reconcome: “Siempre gira todo en torno al responsable. Nos hemos centrado en lo que pensaba Jamie, ¿no? Katie da igual, el que importa es Jamie. Se recordará a Jamie, nadie la recordará a ella”. El retrato en off que plantean de Katie es casi tan complejo como el de Jamie, pero sin abordar esas circunstancias más que indirectamente, el paisaje queda cojo. La serie hace exactamente lo que critica Frank: no mirar de frente a la víctima.

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Sobre la firma

Paloma Rando
Redactora, columnista y guionista de televisión. Empezó a trabajar en el medio en 2006, en el departamento de vestuario de diferentes series, y dio el salto a guion en 2012. Su último trabajo emitido es 'Señoras del (h)AMPA'. Ha desarrollado series para Alea Media, Shine Iberia, Secuoya, Zeta studios y Suma content, entre otras productoras.
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