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Columna
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‘La Mesías’, ¿inquietante?

La serie de Javier Ambrossi y Javier Calvo me sorprende. Es tan imaginativa como turbia. Llegaré al desenlace. Pero no tengo claro si me fascina o me repele. O tal vez un poco de ambas cosas

Una imagen de la serie 'La Mesías'.
Carlos Boyero

En Movistar ilustran la pantalla que presenta y promociona La Mesías, serie que han creado Javier Ambrossi y Javier Calvo, al parecer conocidos en los medios y entre los colegas con el apelativo presuntamente exótico y entrañable de Los Javis, con múltiples comentarios críticos y todos unánimes que rozan el ditirambo. La califican como una obra de arte, como la más revolucionaria de las series y otros elogios deslumbrados. Tiene el odioso problema, fomentado por diversas plataformas (por las que pagas dinero) de que solo exhiben un capítulo por semana. Hay que esperar a que esta termine si pretendes hacer un maratón con ella. Si determinadas series te parecen una mediocridad o un espanto desde el primer capítulo, algo frecuente, cortas con ellas para el resto sin que te provoque el menor suspense, pero si el arranque te ha parecido interesante, acumular paciencia para esperar a que la programen entera puede ser exasperante.

Los tres capítulos que he visto hasta el momento de La Mesías poseen algo hipnótico, reconocible y esmerado estilo visual, un tono muy extraño, rebuscado y conseguido. Pero también es retorcida, enfermiza, deudora del universo de David Lynch, de sus claves y fijaciones que a mí suele aburrirme o ponerme de los nervios.

En La Mesías hay esoterismo y perversiones mentales al límite. También crueldad exhibiendo las infinitas tribulaciones de algo tan vulnerable, y delicado llamado infancia. Son niños cuyos progenitores son unos tarados. Unos deambulan de una casa a otra con una madre muy colocada que ejerce la prostitución a su lado. Otros habitan un caserón en el campo y viven situaciones monstruosas tutelados por unos padres que ejercen el fanatismo religioso y una tía del Opus Dei que intenta aleccionarlos en el temor al pecado y la sumisión a Dios. En contrapartida, el hermano mayor intenta distraer a los críos poniéndoles musicales y haciendo que ellos los interpreten creándoles ilusión en medio de su desamparo. Hay más personajes, todos muy raritos. La Mesías me sorprende. Es tan imaginativa como turbia. Llegaré al desenlace. Pero no tengo claro si me fascina o me repele. O tal vez un poco de ambas cosas.

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