Por favor, no hables de política

Mi madre tiene la cabeza como un bombo, con mi padre maldiciendo la ola reaccionaria y clamando porque no entiende que haya tanta gente de derechas

La presentadora Ana Rosa Quintana y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la entrevista en Telecinco.EFE

Al llegar a casa, mi madre me advierte: no hables de política, por favor. La pobre tiene la cabeza como un bombo, con mi padre maldiciendo la ola reaccionaria y clamando porque no entiende que haya tanta gente de derechas. Solo le falta que venga yo a hacer chistecitos. Pero si todo es política, mamá, le digo, ya no se puede hablar de otra cosa en España. Fui a la maravillosa exposición de ...

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Al llegar a casa, mi madre me advierte: no hables de política, por favor. La pobre tiene la cabeza como un bombo, con mi padre maldiciendo la ola reaccionaria y clamando porque no entiende que haya tanta gente de derechas. Solo le falta que venga yo a hacer chistecitos. Pero si todo es política, mamá, le digo, ya no se puede hablar de otra cosa en España. Fui a la maravillosa exposición de Lo oculto en las colecciones Thyssen-Bornemisza, y alguien a mi lado comentó que Jesús entre los doctores, de Durero, le recordaba a Pedro Sánchez entrevistado por Ana Rosa Quintana. Su amigo le respondió que si identificaba a la prensa con los demonios del cuadro y a Sánchez con Jesucristo, estaba como un cencerro, y ya no dejaron de discutir en toda la visita.

No se puede eludir la política, mamá, le insisto. Pero ella me cuenta que la tele se esfuerza mucho por diversificar los temas de conversación. “Como vives en tu burbuja de periodistas e intelectuales, te crees que todo el mundo sabe quién es Elizabeth Duval, pero mira la tele”. Y me señala la boda de Íñigo y Tamara, con su despliegue multicanal que deja pequeña la cobertura del Tour de Francia, cuya etapa me señala también, afeándome que me haya perdido el paso por los Pirineos. Están Griso cogiéndole la manica al hijo de Mar Flores —y deslizándole tal vez una lima para fugarse— y la semana de la alta costura de París, que no todo son coches quemados en Francia.

Y si eso no basta, tenemos los encierros, rápidos y limpios, en homenaje a Hemingway y los cien años de su primera visita a Pamplona. Será por temas, me dice, y ya no sé qué España es más cierta, si la de la tele o la de los periódicos, porque una niega a la otra.

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