Jorge Javier Vázquez, un presentador a la nevera

Tras meses de rumores, el presentador estrella de Telecinco concede una ambigua exclusiva

Jorge Javier Vázquez, en 'Sálvame', la semana pasada.

Telecinco hay que contemplarlo como una catedral del medievo erigida a mayor gloria de alguna negra majestad. Es un encargo del Doctor Moreau, un manuscrito de Mario Puzo y un bosquejo de Valerio Lazarov. En esa línea, la exclusiva de Jorge Javier Vázquez en Lecturas de la semana pasada abrió un par de subtramas en el universo Mediaset. ...

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Telecinco hay que contemplarlo como una catedral del medievo erigida a mayor gloria de alguna negra majestad. Es un encargo del Doctor Moreau, un manuscrito de Mario Puzo y un bosquejo de Valerio Lazarov. En esa línea, la exclusiva de Jorge Javier Vázquez en Lecturas de la semana pasada abrió un par de subtramas en el universo Mediaset. Jorge Javier y Lecturas han usado una operación de cirugía estética para amplificar y confirmar el rumor de la marcha del presentador.

Jorge Javier apunta como origen del desencuentro con Vasile aquella soflama de que Sálvame es un programa “de rojos y maricones”. Sobre el porcentaje de gente en el colectivo no tengo nada que añadir mientras que a lo de rojos le pondría muchísimos peros. Aunque eso es ya el pasado. Porque Sálvame ha perdido relevancia social. El producto no ha cambiado, pero el público se ha cansado de prestarle atención. Un programa no tiene por qué perder audiencia para dejar de interesar; simplemente llega un día en el que se agota la fórmula. Y ese día es el fin. Ha pasado con programas buenos y programas malos, e incluso con programas mediocres. Todo tiene un ciclo, y los programas dejan de interesar. Dijo Fernando Fernán Gómez que él no quería estar nunca de moda, que ya se sabe que las modas pasan. Ya no hay vejación o siniestra bufonada que pueda hacer de Sálvame el ojo del huracán otra vez. Jorge Javier podría pasar en breve a estar en nevera (cobrando sin presentar nada). Imaginen ser durante años líder de audiencia y, de un plumazo, desaparecer de la pequeña pantalla.

No es lo mismo ser el actor al que apuntan los focos a ser el actor que abandona el escenario. ¿Cómo será esa sensación? Esa, y no otra, es la historia que merece la pena contar.

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