‘Mare of Easttown’, fuera de casa nos cagamos de frío
La ciudad de esta extraordinaria miniserie de HBO protagonizada por Kate Winslet tiene todos los ingredientes para construir un excepcional retrato humano del desencanto
Mare of Easttown comienza con varios planos de calles de una ciudad lúgubre y deprimida y acaba con el plano del pasillo de una casa porque nacemos siendo expulsados al exterior y pasamos el resto de la vida buscando algo, un lugar o una persona, que nos acoja. La calle está a punto de ser ocupada por la detective Mare Sheeran (Kate Winslet) y el pasillo acaba de ser abandonado por ella. ...
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Mare of Easttown comienza con varios planos de calles de una ciudad lúgubre y deprimida y acaba con el plano del pasillo de una casa porque nacemos siendo expulsados al exterior y pasamos el resto de la vida buscando algo, un lugar o una persona, que nos acoja. La calle está a punto de ser ocupada por la detective Mare Sheeran (Kate Winslet) y el pasillo acaba de ser abandonado por ella. Mare of Easttown comienza con una mujer dirigiéndose como una zombi hacia su futuro y acaba con una mujer envalentonada dirigiéndose hacia su pasado. Los siete capítulos extraordinarios de esta miniserie de HBO se condensan en la primera frase que pronuncia Mare al llamar a una puerta: “Señora Carroll. Estoy fuera cagándome de frío”. La frase resume la impresionante historia de la familia de Mare estallada en mil pedazos por la tragedia. Pero además, Mare investiga el caso de una chica asesinada y otra desaparecida. Esa trama policíaca se resume en una de las últimas frases: “¿No podías por una vez dejarlo estar?”.
Es interesante la última pregunta. Provoca digresiones que a menudo desembocan en esta monstruosidad: “¿Es preferible hacer cumplir la ley o ser buena persona?”. Que se responde con otra: ¿hay leyes que, al aplicarlas, le convierten a uno en mala persona? En una democracia decente, quiero decir. Por eso la serie incomoda. Por eso Kate Winslet compone un personaje para el recuerdo, una mujer entre el estupor, la determinación y un profundísimo cansancio de la vida que expresa mirando a su interlocutor y luego al horizonte, mientras chupa un cigarro electrónico, como diciendo “qué hostia tienes” o “qué hasta el coño estoy de todo”. La salva la verdad, su búsqueda, caiga quien caiga, y la salva un tratamiento importante que a veces minusvaloramos: hablar. Todo ello mientras idea y ejecuta una acción repulsiva hasta el mareo de la que sin embargo, como su jefe, la indultamos para nuestra sorpresa (acaso porque le salió el tiro por culata). Se emite en Netflix otra historia, El inocente, en la que un personaje hace esta pregunta: “¿Qué es mejor, hacer justicia o hacer que nadie sufra?”.
Easttown, esa pequeña ciudad en la que todo el mundo se conoce y los jóvenes tienen hijos tempranísimo, esa ciudad que por momentos parece llena de madres adolescentes, tiene todos los ingredientes para construir en ella no solo un gran thriller sino también un excepcional retrato humano de algo parecido al desencanto. Muchos de sus personajes creen que han tenido ya su momento de gloria, sus 15 minutos de fama; en el caso de Mare el momento en que se convirtió en Lady Hawk por anotar una canasta decisiva en un hito deportivo local. Es la historia, como ha escrito el guionista Guillermo Zapata, de “un grupo de mujeres que intentan apañar silenciosa y dolorosamente lo que un grupo de hombres y un entorno de mierda destruyen”.
Hay una ristra de secundarios en estado de gracia (Julianne Nicholson, Jean Smart) y varios momentos de la mejor comedia (“escandaliza a quien tenga un concepto moralista y frívolo de la diversión. No te ríes, pero gozas con el contacto de algo bello y sutil hecho con materiales feos y de desecho”, escribió Sergio del Molino) en los que sí hay al menos dos momentos en los que soltar varias carcajadas, especialmente uno que transcurre en el velatorio. Así es: en el velatorio de una serie oscura, repleta de chicas asesinadas o desaparecidas, protagonizado por personajes arrasados por la pena o la desgana, resulta que te partes de risa. Es cosa del talento, de las interpretaciones y de los guionistas, pero es sobre todo la vida; la vida es eso, sobre todo la vida susceptible de convertirse en arte: reír cuando deberías estar llorando, llorar cuando deberías estar riendo.
¿Qué es la vida, lo mejor de la vida? La relación de Mare y su madre; esa estupenda, cáustica y terrible relación entre ellas que levanta una ovación cuando casi al final la madre, Helen, le dice: “Yo siempre estoy de tu parte”, y lo que se concluye para otros personajes de la serie: perder a una madre, o a un padre, es perder a la única persona de tu vida que siempre está de tu parte. Del mismo modo que perder a un hijo, salvo que tengas otro, es no volver a poder ponerte siempre de parte de alguien. Y de esto va la serie.
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