Las medidas de confinamiento también hacen que se desplomen los niveles de contaminación en España

La concentración de dióxido de nitrógeno en Madrid y Barcelona cae a “mínimos históricos”, según un análisis de Greenpeace

Paseo de la Florida de Madrid el martes pasado.Alvaro Garcia
Madrid -

Como ya ocurrió en China o en Italia, las medidas excepcionales de confinamiento contra el nuevo coronavirus están haciendo que los niveles de contaminación en España caigan intensamente. Es el caso de Madrid y Barcelona, donde las concentraciones de dióxido de nitrógeno ―un contaminante muy ligado al tráfico y a la generación de electricidad con combustibles fósiles― se han desplomado durante los primeros días del estado de alarma, según ...

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Como ya ocurrió en China o en Italia, las medidas excepcionales de confinamiento contra el nuevo coronavirus están haciendo que los niveles de contaminación en España caigan intensamente. Es el caso de Madrid y Barcelona, donde las concentraciones de dióxido de nitrógeno ―un contaminante muy ligado al tráfico y a la generación de electricidad con combustibles fósiles― se han desplomado durante los primeros días del estado de alarma, según un análisis realizado por Greenpeace. Esta ONG explica que se está en “mínimos históricos” en las dos ciudades.

En Madrid, por ejemplo, el martes 17 el nivel medio de dióxido de nitrógeno registrado en las estaciones de la ciudad fue casi un 75% inferior al del martes de la semana anterior. En Barcelona, el descenso superó el 45%, según los datos recopilados por Adrián Fernández, responsable de la campaña de movilidad de Greenpeace. Aunque Fernández señala que también hay que tener en cuenta las condiciones meteorológicas ―a principios de semana se registró una borrasca que contribuyó a mejorar la calidad del aire―, afirma que hay una incidencia clara de la reducción del tráfico de vehículos, que ha caído “alrededor del 60%” en ambas capitales con la aplicación del confinamiento.

Las conclusiones de esta ONG van en la misma línea de lo que ya han difundido instituciones como la NASA o la Agencia Espacial Europea sobre China o Italia a través de las mediciones por satélite que realizan. El Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus, dependiente de la Comisión Europea, informó el miércoles de que en el norte de Italia “las observaciones sobre la densidad en superficie del contaminante dióxido de nitrógeno muestran una tendencia de reducción gradual de en torno al 10% semanal durante las últimas cuatro a cinco semanas". En la provincia de Hubei, según un informe del Ministerio de Ecología de China, el promedio de días con buena calidad del aire se incrementó durante febrero en un 21,5% en comparación con el mismo mes del año pasado.

“Es absolutamente lógico que se reduzca la contaminación”, explica Xavier Querol, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). “Los domingos hay menos contaminación de media porque hay menos industria y tráfico, y ahora estamos con menos tráfico e industria”, añade. Pero Querol advierte: “La lucha contra la contaminación es una carrera de fondo y no de sprints”.

Este investigador, al igual que otros expertos, por ejemplo, en cambio climático, teme lo que pueda ocurrir cuando pase esta crisis y se recupere la actividad. “Todo lo que se ha dejado de hacer se hará y se acelerará la actividad”, apunta. Y se puede producir un efecto rebote como el que se observó en anteriores crisis.

En la recesión global de 2008 las emisiones mundiales de dióxido de carbono —el principal de los gases de efecto invernadero― se redujeron alrededor de un 1%. Pero en los años siguientes volvieron a aumentar e, incluso, crecieron más deprisa que antes de la crisis empujadas por las medidas para estimular la producción y la demanda. “No vamos a combatir el cambio climático con un virus", advirtió la semana pasada António Guterres, secretario general de Naciones Unidas.

Lo mismo se podría decir sobre los problemas de contaminación, cuyos niveles no están cayendo por cambios estructurales, sino por las medidas de contención del coronavirus que están paralizando la actividad económica. La pandemia puede provocar lo contrario cuando se intente reactivar la economía. Querol cree que va a ser complicado que se retomen las medidas para, por ejemplo, elevar las limitaciones sobre los contaminantes. “Las políticas medioambientales no van a ser más estrictas”, resume este investigador.

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