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Innovación de Mozambique para combatir la tuberculosis entre mineros y presos

El país africano registró 116.000 nuevos casos y 14.000 fallecidos debido a esta enfermedad, la segunda dolencia infecciosa que más muertes provoca en todo el mundo, por detrás del coronavirus

Celda de aislamiento para pacientes con tuberculosis en la prisión de máxima seguridad de Maputo (Mozambique), el pasado 6 de noviembre. En estas celdas, los enfermos viven aislados con otros pacientes y toman la medicación bajo la supervisión de un enfermero. Este proceso se llama Terapia Observada Directamente (DOT, en inglés) y sirve para asegurar que la persona enferma complete el tratamiento que, normalmente, es de seis meses. DIEGO MENJIBAR
Otra imagen de una celda de aislamiento de la cárcel de Maputo. El año pasado, 116.000 personas desarrollaron tuberculosis en Mozambique y 14.000 murieron debido a la enfermedad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). DIEGO MENJIBAR
Un trabajador de la ONG Health Though Walls hace una radiografía mediante una máquina de rayos X portátil el 6 de noviembre en la prisión preventiva de Maputo. Equipada con un algoritmo de inteligencia artificial (IA), esta máquina detecta de forma automática lesiones de tuberculosis en los pulmones. DIEGO MENJIBAR
El pie de un recluso dentro de un módulo de aislamiento para pacientes con tuberculosis en la prisión de máxima seguridad de Maputo, este 9 de noviembre. Según un estudio publicado en la revista científica 'The Lancet', la probabilidad de desarrollar tuberculosis en entornos penitenciarios es de seis a 30 veces mayor que en la población general. Benedita José, Jefa del Programa Nacional de Tuberculosis de Mozambique, admite que, mientras que la tasa de incidencia de la tuberculosis en la población general es de 361 por cada 100.000 personas, entre la población penitenciaria es de 1.000 por cada 100.000.DIEGO MENJIBAR
Una familia entra para visitar a un recluso en la prisión de máxima seguridad de Maputo, en Mozambique, este pasado mes de noviembre. Según la OMS, Mozambique enfrenta un grave problema de hacinamiento en sus prisiones. El Servicio Nacional Penitenciario de Mozambique (SERNAP) reconoce que está operando más del 45,3% por encima de su capacidad oficial. DIEGO MENJIBAR
El patio de la prisión de máxima seguridad de Maputo. Aquí, rodeados por un doble muro de metal y concertina, y con un exterior de jardines, los reclusos matan el tiempo charlando y comiendo y secan la ropa al sol. Pero, dentro de los dos módulos de aislamiento para pacientes con tuberculosis a los que este medio ha tenido acceso, los enfermos se encontraban en condiciones de hacinamiento, viviendo y compartiendo vida en habitáculos de cemento poco ventilados, con varios colchones en el suelo.DIEGO MENJIBAR
Resultado con señales radiológicas de tuberculosis obtenido con la máquina de rayos X portátil en la prisión provincial de Maputo. Los trabajadores de prisiones recogen, además, datos relativos al estado nutricional de los reclusos, la presión sanguínea e índice de masa corporal, que ingresan en tabletas sincronizadas. DIEGO MENJIBAR
Victoria Shopa (izquierda), una reclusa convertida a activista en la prisión provisional de Maputo, habla con un grupo de recién llegadas para informarles sobre la importancia de las distintas pruebas de detección de la tuberculosis dentro de la prisión. DIEGO MENJIBAR
Kenneth Fortune, un recluso sudafricano condenado a 17 años de cárcel, fue diagnosticado con tuberculosis hace dos meses. Ahora debe seguir el tratamiento entre cuatro y seis meses bajo la observación de un enfermero o supervisor de salud.DIEGO MENJIBAR
Eugenio Paulo Sumbane tiene 71 años y es un minero mozambiqueño que ha sobrevivido a dos tuberculosis. Maria Sitoe es activista comunitaria de AMIMO (Asociación de Mineros de Mozambique), que apoya a mineros y exmineros que pasaron por la tuberculosis. Ambos se dan la mano en la puerta de la casa de Paulo.DIEGO MENJIBAR
Sumbane trabajó desde 1975 hasta 2011 en una mina de oro en Sudáfrica, y desde 2011 hasta 2013 en una de plata. Sigue arrastrando secuelas de ambas enfermedades, aunque dice que últimamente se encuentra mucho mejor. Hace vida normal y tiene una huerta. DIEGO MENJIBAR