El FMI prevé una recuperación más rápida para México gracias a la vacuna
El país latinoamericano se contraerá un 8,5% en 2020 por la pandemia y crecerá un 4,3% este año, una mejora respecto a las anteriores proyecciones
Las vacunas contra la covid-19 han inyectado optimismo a las proyecciones de recuperación de México. La economía del país latinoamericano encajará una contracción del 8,5% en 2020, pero rebotará en los próximos dos años, con tasas del 4,3% y 2,5% para 2021 y 2022, respectivamente, de acuerdo a un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) publicado este martes. Estas proyecciones representan una mejora significativa respecto al cálculo de octubre pasado. Sin embargo, México se mantiene como una de las economías emergentes más golpeadas por la crisis.
La mayoría de países analizados en el informe mejoran sus expectativas, aupados por el desarrollo y la aplicación temprana de las vacunas. México no es una excepción. En octubre, el informe Perspectivas de la Economía Mundial estimó una contracción del 9% para 2020 y un crecimiento del 3,5% para 2021. Las nuevas estimaciones suavizan el golpe y aceleran la recuperación para los próximos dos años, si bien el ritmo del repunte sigue sin compensar el desplome inicial. Esta proyección del FMI se sitúa más cerca de los cálculos, antes considerados optimistas, de la Secretaría de Hacienda, que prevé un rebote del 4,6% para este año.
Para su actualización, el FMI asume “una amplia disponibilidad de vacunas en economías avanzadas y algunas economías emergentes en el verano de 2021″. Un calendario que el organismo tilda de “acelerado” respecto a las expectativas que se tenían hace unos meses. En diciembre pasado, México se convirtió en el primer país latinoamericano en aprobar la vacuna Pfizer, si bien el programa de vacunación se ha topado recientemente con retrasos en las entregas por parte de la farmacéutica.
A las mejores expectativas también ayuda el comportamiento del vecino del norte. Estados Unidos, a quien México envía el 80% de sus exportaciones, creció más de lo esperado durante el tercer trimestre del año pasado y, ya bajo la batuta del presidente Joe Biden y un Congreso en manos demócratas, se prepara para un nuevo y robusto paquete anticrisis, un gasto fiscal adicional que el FMI ve con buenos ojos. “Ayudará a elevar la actividad económica entre las economías avanzadas con efectos positivos para los socios comerciales”, reza el informe.
Por otro lado, la situación de México se mantiene más endeble que la de la mayoría de países emergentes, encabezados por una China que se ha recuperado antes de lo previsto. Este grupo de países cae de media un 2,4% en 2020 y crece un 6,3% en 2021. La segunda mayor economía latinoamericana está lejos de ambos porcentajes. Brasil, el gigante sudamericano y uno de los más golpeados por la pandemia, caerá en 2020 un 4,5%, mucho menos que México. Aunque el sector exportador ha arrancado con fuerza, la industria turística, otro de los pilares de la economía mexicana, sigue muy tocada. Las llegadas de viajeros en 2020 disminuyeron un 44% respecto a 2019. Para 2021, el FMI espera una “normalización lenta” de los viajes internacionales alrededor del mundo.
En medio del desplome histórico de la actividad económica, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha querido mostrarse optimista. El presidente ha repetido en varias ocasiones que esperaba un repunte en forma de V, un hundimiento seguido de un rebote igual de rápido. “Va a ser una V. Nuestros adversarios decían: ‘No, vamos a caer y va a ser como L, vamos a estar en el fondo durante mucho tiempo”, declaró el domingo. “Ya se ven las lucecitas que indican que vamos a salir del túnel”. Los pronósticos de los organismos internacionales y de la propia Secretaría de Hacienda descartan tanto la V como la L. La recuperación comenzará este año, pero el país tardará al menos dos más en volver a los niveles de actividad previos a la pandemia, según los expertos.
Pese a los soplos de aire keynesiano, incluso dentro de instituciones tradicionalmente alérgicas a incrementar el gasto público como el FMI, el Gobierno de López Obrador ha optado por una receta de austeridad. Aparte de un programa de microcréditos para pequeñas y medianas empresas, el Ejecutivo no ha alterado de manera significativa sus planes. Se mantienen los proyectos prioritarios señalados por el mandatario a principios de su mandato y el presupuesto para 2021 reduce el gasto un 0,3% respecto al año anterior.
México es, también según el FMI, el país emergente que menos recursos ha dedicado a enfrentar la pandemia, alrededor de un 1% del PIB, frente al 6% de media. Para justificar la senda escogida, el Gobierno ha insistido en su escaso margen de maniobra debido a las mayores tasas de interés que tiene que pagar por endeudarse respecto a las economías más avanzadas.
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