López Obrador promete inaugurar lo que falta del Tren Maya antes de acabar su mandato
El presidente estima abrir el tramo 7 a finales de agosto y los tramos 5 y 6 a mediados de septiembre, a días de dejar la Presidencia
El reloj ha comenzado a acorralar a la obra estrella de Andrés Manuel López Obrador. El presidente, que finaliza su mandato el próximo 1 de octubre, ha informado este martes que antes de irse inaugurará lo que falta del Tren Maya. El tramo 7 se presentará, si no hay contratiempos, a finales de agosto. Mientras que los tramos más complejos, el 5 y el 6, serán abiertos a mediados de septiembre, a días de dejar la Presidencia, según ha detallado. El mandatario ha apuntado que espera “antes del 15 de septiembre” tener “ya todo el tramo completo”, incluidas todas las estaciones en operación. Además busca que esté en marcha el plan integral que acompaña a la gran obra, con los hoteles turísticos a sus alrededores y los sitios arqueológicos en funcionamiento. “Ya vamos avanzando y vamos a llegar”, ha prometido.
Las últimas partes del Tren Maya han visto retrasar sus inauguraciones por presentar diferentes complejidades, que en algunos casos llegaron hasta los tribunales. El tramo más problemático ha sido el 5, entre Cancún y Tulum, que debía levantarse sobre un sistema de cuevas y cenotes que tiene el Estado de Quintana Roo. Esa sección estaba prevista para el 29 de febrero, pero solo pudo abrirse una parte, la rama norte que llega hasta Playa del Carmen, por los problemas para construir sobre suelo kárstico. Después de cambiar unas cuatro veces el recorrido, el Gobierno optó finalmente por elevar el megaproyecto, y hacer un parte de ese tramo elevado.
“Desde Cancún a Tulum ha habido más dificultad porque se están construyendo como 80 kilómetros de viaducto, para que se entienda mejor, son segundos pisos. En total son 120 kilómetros, pero en 80 va arriba el tren. Por la casticidad del lugar, para no afectar ríos subterráneos, cenotes, y se está llevando a cabo un trabajo de protección al medio ambiente”, ha dicho el presidente este martes. A pesar de que las partes ya inauguradas han presentado múltiples problemas de funcionamiento, el mandatario ha asegurado: “Está funcionando el tren desde Palenque a Playa del Carmen diariamente, sin problema y llegando puntual”.
En enero pasado, López Obrador informó que la inauguración completa de la obra se haría después de las elecciones del 2 de junio. Dijo entonces que esperaba que estuviera lista en dos meses, pero que no podría hacer la presentación hasta pasados los comicios, por las restricciones electorales. Sin embargo, pasaron las elecciones y la obra sigue sin concluir. Por eso una reportera le preguntó este martes si pensaba dejarle el encargo a su sucesora, Claudia Sheinbaum. “Tenemos dos fechas para inaugurar”, ha lanzado antes de anunciar los plazos estimados. “Es una gran obra, no hay en el mundo una obra así”, ha defendido.
Un recorrido hecho por EL PAÍS en enero constató los grandes retrasos en la obra, no solo por el complicado sistema de cenotes y cuevas, sino también por las complejidades de atravesar la selva protegida de Calakmul. El tramo 7, el último, conecta Bacalar (Quintana Roo) con Escárcega (Campeche), y está más avanzado que sus dos tramos anteriores. “Como en un mes ya quedaría”, ha asegurado López Obrador sobre esa sección. Le faltarían así el problemático tramo 5 sur y el 6, que conecta Bacalar con Tulum, una sección más corta pero que comprende tres estaciones.
Lo que falta de obra ha sido duramente criticado por activistas y expertos, que acusan múltiples problemas, ya sea de contaminación de un acuífero que alimenta a dos millones de personas y está siendo atravesado por unas 10.000 columnas, como la afectación de un patrimonio natural único en el mundo. La megaobra de López Obrador nació desde el día uno con críticas feroces de los sectores ambientalistas del país. Pero además ha sido señalado por ser un proyecto que tiene riesgo de derrumbe a causa de la porosidad del terreno sobre el que se está construyendo.
El Tren Maya forma parte de una serie de obras importantes que López Obrador quiere dejar como su legado en este sexenio, junto al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles o la refinería de Dos Bocas. El primero opera ya, pero con dificultades porque muchas aerolíneas se han rehusado a trasladarse allí. La segunda tenía prevista su inauguración para junio de este año, pero el complejo industrial atraviesa un proceso de pruebas desde hace meses y aún no se sabe cuándo podrá producir su primer litro de gasolina.
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